El Renacimiento Espiritual: ¿Qué Ocurre?
La Vida Nueva ante la Religión Vieja
En el renacimiento espiritual, no se adquiere una nueva religión, sino una nueva vida. Nicodemo, un fariseo devoto, necesitaba vida espiritual, no más religión. La vida nace con el renacimiento, un hecho sobrenatural que trae vida donde antes no existía.
Experimentando lo Sobrenatural en tu Interior
El renacimiento no consiste únicamente en reconocer lo sobrenatural en Jesús, sino en experimentarlo en uno mismo. Nicodemo reconoció la divinidad de Jesús, pero Jesús enfatizó la importancia de renacer. El renacimiento es sobrenatural, provocado por el Espíritu Santo.
Conclusión: La Conexión entre el Renacimiento y la Fe en Jesús
El Espíritu Santo crea nueva vida espiritual uniéndonos a Cristo. Jesús es la vida que el Espíritu da. No hay vida espiritual aparte de la conexión con Jesús y la fe en él. El renacimiento y la fe en Jesús son inseparables. El Espíritu nos une a Cristo, y nosotros experimentamos esa unión a través de la fe en Jesús.
Preguntas Frecuentes
¿Por qué es tan importante nacer de nuevo?
Según Jesús en Juan 3:3, es imprescindible nacer de nuevo para ver el reino de Dios, lo que implica la salvación y la entrada al cielo.
¿Estoy desahuciado si no nazco de nuevo?
Sí, si no naces de nuevo, no verás el reino de Dios y estarás en riesgo de ir al infierno.
¿Qué ocurre en el nuevo nacimiento?
En el nuevo nacimiento, ocurre lo siguiente:
- No se trata de adquirir una nueva religión, sino de recibir nueva vida.
- No implica simplemente reconocer lo sobrenatural en Jesús, sino experimentarlo en ti mismo.
- No es una mejora de tu antigua naturaleza humana, sino la creación de una nueva naturaleza, perdonada, purificada y formada por el Espíritu Santo.
¿Quién causa el nuevo nacimiento?
El nuevo nacimiento es un acto de Dios, no algo que podamos hacer nosotros. Es una gracia que nos causa nacer de nuevo.
¿Cuál es la relación entre el nuevo nacimiento y la fe?
En el nuevo nacimiento, el Espíritu Santo nos une a Cristo, quien es la vida. Por lo tanto, el nuevo nacimiento y la fe en Jesús son inseparables.