El placer de Dios en todo lo que hace

La libertad soberana de Dios

El Salmo 135 nos invita a alabar al Señor por su bondad y soberanía. El versículo 6 afirma que "todo lo que el Señor quiere, lo hace" en el cielo y la tierra.

Esto significa que Dios nunca se ve obligado a hacer algo que le desagrada. Siempre actúa libremente, según su propio placer. Por lo tanto, en cierto sentido, disfruta de todo lo que hace.

Dios, el dador de la salvación

Incluso en el momento más difícil de la historia, cuando sacrificó a su propio Hijo, Dios seguía siendo libre y actuando según su voluntad. La muerte de Jesús, "un sacrificio fragante a Dios" (Efesios 5:2), agradó al Padre.

Incluso cuando Jesús parecía estar atrapado en su camino al Calvario, tenía el control total y hacía exactamente lo que quería: morir para justificar a los pecadores.

Maravillosa y asombrosa soberanía

La soberanía de Dios es una realidad asombrosa que debe llenarnos de temor y gratitud. Tanto nuestras alabanzas a Dios como nuestra salvación dependen de ella: "Nuestro Dios está en los cielos; hace todo lo que quiere" (Salmo 115:3).

Debemos maravillarnos de la libertad y el placer inquebrantables de Dios en todo lo que hace. Él es el soberano Señor del universo, y su voluntad es siempre buena y perfecta.

Preguntas Frecuentes

¿Qué enseña el Salmo 135:6 sobre Dios?

Que Dios actúa en libertad, haciendo siempre lo que le agrada, tanto en el cielo como en la tierra.

¿Cómo se evidencia la libertad de Dios en sus acciones?

Nunca se ve obligado a hacer algo que odia o que va en contra de su voluntad.

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¿Cómo se relaciona la muerte de Jesucristo con la libertad de Dios?

Incluso en ese momento tan difícil para Dios, cuando sacrificó a su Hijo, estaba actuando libremente, siguiendo su propio placer y alegría.

¿Por qué debemos admirar la soberanía de Dios?

Porque nos muestra que Dios nunca se convierte en víctima de las circunstancias y que siempre tiene el control de su creación y de nuestro destino.

¿Cómo podemos expresar nuestra admiración por la libertad de Dios?

A través de la alabanza y la adoración, reconociendo que su voluntad es suprema y que sus acciones siempre están guiadas por su bondad y amor.

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