El papel de las esposas y los esposos en el matrimonio

Las esposas y la sumisión

En 1 Pedro 3:1-7, el apóstol Pedro exhorta a las esposas a someterse a sus esposos, incluso si estos no son creyentes. Esta sumisión no implica servidumbre, sino un reconocimiento del orden divino establecido para el matrimonio. Al vivir vidas puras y reverentes, las esposas pueden influir en sus maridos y guiarlos hacia la fe sin palabras.

La belleza interior de las esposas

La belleza verdadera de una mujer no reside en su apariencia externa, sino en su carácter interior. Pedro alienta a las esposas a adornarse con un espíritu manso y tranquilo, que es de gran valor ante los ojos de Dios. Esta belleza interior se manifiesta en acciones amables, palabras edificantes y una actitud sumisa.

Los esposos y el respeto

Los esposos también tienen responsabilidades en el matrimonio. Pedro les exhorta a vivir con sus esposas con inteligencia, honrando su naturaleza más débil. Las esposas son herederas de la gracia de Dios junto con sus maridos, por lo que deben ser tratadas con respeto y consideración.

La importancia de la armonía

El trato respetuoso y la sumisión mutua son esenciales para un matrimonio armonioso. Cuando las esposas se someten a sus esposos y estos honran a sus esposas, se crea un ambiente propicio para el crecimiento espiritual y la bendición de Dios.

Preguntas frecuentes sobre el comportamiento de esposas y esposos (1 Pedro 3:1-7)

¿Por qué las esposas deben someterse a sus esposos?

Para que puedan ganar a sus maridos para Cristo sin palabras, demostrando su conducta pura y reverente (v. 1-2).

¿Cómo deben adornarse las esposas?

Con la belleza interior de un espíritu gentil y tranquilo, que es muy precioso ante Dios (v. 4).

¿Cómo se adornaban las mujeres santas del pasado?

Se adornaban sometiéndose a sus maridos y poniendo su confianza en Dios (v. 5).

¿Cómo debe ser el comportamiento de los esposos?

Deben tratar a sus esposas con comprensión, honrando su debilidad como vasos más frágiles y reconociendo que son herederas de la gracia de Dios (v. 7).

¿Por qué es importante que los esposos traten a sus esposas con respeto?

Para que sus oraciones no sean obstaculizadas (v. 7).

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