El don de la bendición de Dios

La elección divina y la predestinación

La Biblia nos revela que Dios, en su infinito amor y sabiduría, nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo. Su propósito era que fuéramos santos e íntegros a sus ojos, unidos a Él por el vínculo del amor. Además, nos predestinó para la adopción como hijos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad.

Las bendiciones espirituales en Cristo

Gracias a nuestra unión con Cristo, somos bendecidos con todo tipo de bendiciones espirituales en los lugares celestiales. Estas bendiciones incluyen la redención a través de la sangre de Jesús, el perdón de los pecados y la abundancia de gracia y sabiduría. Dios nos ha revelado el misterio de su voluntad, un plan que tenía desde antes de los tiempos para reunir todas las cosas en Cristo, tanto las del cielo como las de la tierra.

La herencia y la garantía del Espíritu Santo

Como hijos adoptivos de Dios, hemos recibido una herencia eterna. Nuestra predestinación está basada en el propósito de Dios, que obra todas las cosas conforme al consejo de su voluntad. Somos el pueblo elegido de Dios, llamados a alabar su gloria. Cuando oímos la palabra de verdad, el evangelio de nuestra salvación, creímos y fuimos sellados con el Espíritu Santo de la promesa. Este Espíritu es la garantía de nuestra herencia, una promesa segura de que recibiremos todo lo que Dios ha preparado para nosotros, para alabanza de su gloria.

¿Cómo hemos sido bendecidos en Cristo?

Dios nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales (v. 3).

¿Por qué fuimos elegidos en Cristo?

Fuimos elegidos en Cristo antes de la fundación del mundo para ser santos y sin culpa delante de Dios (v. 4).

¿Cuál es el propósito de la predestinación?

Fuimos predestinados para adopción como hijos de Dios por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad (v. 5).

¿Cómo hemos obtenido redención en Cristo?

Tenemos redención a través de Su sangre, el perdón de pecados, según las riquezas de Su gracia (v. 7).

¿Cómo hemos sido sellados en Cristo?

Hemos sido sellados con el Espíritu Santo prometido, quien es la garantía de nuestra herencia (v. 13-14).

Subir