El Cielo y la Tierra Nuevos: Un Hogar de Esperanza y Eternidad
La Nueva Creación: Adiós a la Vieja
El libro de Apocalipsis nos revela un nuevo cielo y una nueva tierra, donde el sufrimiento y la muerte son cosa del pasado (Apocalipsis 21:1-4). El mar, símbolo de caos y separación, también ha desaparecido. En su lugar, surge la majestuosa Nueva Jerusalén, descendiendo del cielo como una novia adornada para encontrarse con su Esposo (Apocalipsis 21:2).
El Trono de Dios entre los Hombres
Un clamor resuena desde el trono de Dios, declarando que su morada ahora está entre los hombres (Apocalipsis 21:3). Ya no serán seres separados, sino que vivirán en comunión con su Creador (Apocalipsis 21:7). El dolor y las penas se desvanecerán, reemplazados por alegría eterna (Apocalipsis 21:4).
La Nueva Jerusalén: Una Ciudad de Luz y Gloria
La Nueva Jerusalén, descrita como una ciudad celestial, es una obra maestra de esplendor (Apocalipsis 21:9-27). Sus muros, de jaspe transparente, brillan con la gloria de Dios (Apocalipsis 21:10-11). Las doce puertas, adornadas con perlas, llevan grabados los nombres de las tribus de Israel y están custodiadas por ángeles (Apocalipsis 21:12-13).
La ciudad está construida sobre doce cimientos de piedra, cada uno inscrito con el nombre de un apóstol de Cristo (Apocalipsis 21:14). El oro puro forma sus calles, transparentes como el vidrio (Apocalipsis 21:21). La presencia de Dios y del Cordero iluminan la ciudad, sin necesidad de sol ni luna (Apocalipsis 21:22-23).
Un Hogar para los Victoriosos
La Nueva Jerusalén es el hogar prometido para aquellos que han seguido a Cristo en victoria (Apocalipsis 21:7). Su entrada está reservada solo para los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero (Apocalipsis 21:27). El mal, la corrupción y la mentira no tendrán lugar en este reino celestial (Apocalipsis 21:8).
Un Futuro de Esperanza y Alegría
La visión del cielo y la tierra nuevos nos llena de esperanza y expectativa. Es un recordatorio de que nuestros sufrimientos actuales son temporales y que en Cristo tenemos un futuro de alegría y eternidad. La Nueva Jerusalén es un símbolo de nuestra morada celestial, un lugar donde el amor, la paz y la gloria de Dios reinarán para siempre.
Preguntas Frecuentes sobre el Nuevo Cielo y la Nueva Tierra
¿Qué sucedió con el cielo y la tierra antiguos?
El cielo y la tierra antiguos desaparecieron (versículo 1).
¿Qué vio Juan descender del cielo?
La santa ciudad, la nueva Jerusalén (versículo 2).
¿Qué declaró Dios desde el trono?
Que su hogar ahora está entre su pueblo y que vivirá con ellos (versículo 3).
¿Qué promete Dios hacer para su pueblo?
Borrar todas las lágrimas, eliminar la muerte, el dolor y la tristeza (versículo 4).
¿Quién está haciendo todas las cosas nuevas?
Dios, el Alfa y la Omega (versículo 5).
¿Quiénes pueden recibir las bendiciones de la Nueva Jerusalén?
Los victoriosos, aquellos que vencen las tentaciones y el pecado (versículo 7).
¿Qué destino le espera a los pecadores y los impíos?
El lago ardiente de fuego y azufre (versículo 8).
¿Qué simbolizan los doce portones de la Nueva Jerusalén?
Las doce tribus de Israel (versículo 12).
¿Qué simbolizan los doce cimientos de la ciudad?
Los doce apóstoles del Cordero (versículo 14).
¿Por qué no hay templo en la Nueva Jerusalén?
Porque Dios y el Cordero son su templo (versículo 22).
¿Quién ilumina la Nueva Jerusalén?
La gloria de Dios y el Cordero (versículo 23).
¿Quiénes pueden entrar en la Nueva Jerusalén?
Sólo aquellos cuyos nombres están escritos en el Libro de la Vida del Cordero (versículo 27).