Dios puede usarte, incluso a ti
Reconociendo nuestra insignificancia
A pesar de los logros impresionantes, la sabiduría excepcional y los títulos honoríficos, Dios permanece indiferente. Nuestro valor no se basa en nuestras credenciales o reconocimientos efímeros. Somos como hierba, transitorios y perecederos.
El ejemplo de Salomón, el más sabio
Incluso Salomón, bendecido con sabiduría, riqueza y poder sin precedentes, sucumbió a la tentación. La sabiduría por sí sola no garantiza la fidelidad o la obediencia.
La elección divina de los humildes
Dios se complace en utilizar a quienes el mundo considera insignificantes. Los débiles, los sencillos y los marginados son elegidos para mostrar su gloria y poder.
Nuestra debilidad, la fortaleza de Dios
No debemos lamentarnos por nuestras deficiencias. En nuestra debilidad, la gracia de Dios se manifiesta con mayor claridad. Cuando reconocemos nuestra dependencia de él, se revela su fuerza sobrenatural.
El propósito de Dios para los débiles
Dios tiene un plan para usar incluso a los más débiles e insignificantes. Su uso de individuos ordinarios demuestra su poder extraordinario.
Que no te desanime tu falta de logros notables. Dios puede usarte, incluso a ti. Al abrazar tu debilidad y confiar en su poder, puedes ser un instrumento de su gloria. Sirve con humildad y reconoce a Cristo como la fuente de toda tu fuerza y habilidad.
¿Por qué Dios escoge a personas débiles y oscuras?
Porque quiere mostrar su poder superior y revelar su grandeza. La debilidad humana destaca la dependencia de Dios y su capacidad para obrar a través de aquellos que se humillan ante él.
¿Cómo puedo abrazar mi debilidad?
Reconociendo que la fuerza de Cristo es suficiente y que él puede obrar a través de nuestras imperfecciones. Debemos regocijarnos en nuestra debilidad para que el poder de Cristo descanse sobre nosotros.
¿Significa esto que no debo esforzarme por mejorar?
No, pero debemos evitar confiar en nuestras propias capacidades o logros. El esfuerzo debe estar dirigido a acercarnos más a Dios y depender de él para la sabiduría y la fuerza.
¿Cómo puedo saber si Dios me está usando?
Si lo servimos fielmente y confiamos en su fuerza, podemos estar seguros de que él está obrando a través de nosotros, incluso si no vemos resultados obvios.