¿Desea Dios que todos se salven?
El dilema de la predestinación y el amor de Dios
En el ámbito de la teología cristiana, surge una pregunta fundamental: ¿Desea Dios que todas las personas se salven? La respuesta, según el teólogo John Piper, se encuentra en la aparente paradoja entre la elección incondicional de Dios para la salvación y su deseo y oferta genuina para que todos sean salvos.
Explorando la enseñanza bíblica
Piper argumenta que la Biblia apoya tanto la elección incondicional como el deseo universal de salvación. En Efesios 1:4-5, se afirma que Dios nos "predestinó para adopción como hijos" antes de la creación del mundo. Sin embargo, en 1 Timoteo 2:4, Pablo declara que Dios "desea que todos los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad".
Piper enfatiza que estos versículos no se contradicen, sino que presentan dos aspectos complementarios de la naturaleza de Dios. Dios es soberano en su elección, pero también es misericordioso en su deseo de que todos sean salvos.
Respondiendo a las objeciones
Quienes se oponen a esta posición a menudo argumentan que si Dios desea que todos sean salvos, entonces todos serán salvos, lo que negaría la realidad del infierno. Piper responde que el deseo de Dios es genuino, pero su soberanía sobre la voluntad humana permite que las personas rechacen su oferta de salvación. El infierno es un lugar real para aquellos que eligen rechazar a Dios.
Proclamando el evangelio
Piper concluye que la comprensión de este aparente dilema nos motiva a proclamar apasionadamente el evangelio a todos. Si Dios desea que todos sean salvos, entonces nuestro deber es compartir la Buena Nueva con todos los que encontremos. Debemos ofrecer la salvación gratuita de Dios, independientemente de nuestra comprensión completa de sus planes.
Al mantener ambas verdades en tensión, podemos reconciliar el amor universal de Dios con su elección soberana. Esto nos empodera para predicar el evangelio con esperanza, sabiendo que Dios está obrando en los corazones de todas las personas y que su gracia es suficiente para salvar incluso a los pecadores más indignos.
Preguntas Frecuentes
¿Cómo es posible que Dios desee que todos sean salvos pero aun así elija incondicionalmente solo a algunos?
La Biblia enseña que la elección de Dios es incondicional, pero también que Él desea que todos los hombres sean salvos. Podemos reconciliar estas dos verdades entendiendo que el deseo de Dios es sincero y genuino para todos, pero solo los elegidos reciben la gracia salvadora que los capacita para responder al evangelio.
¿Por qué Dios no simplemente salva a todos si Él desea que todos sean salvos?
La Biblia no revela completamente las razones de la elección de Dios, pero sí sabemos que no se basa en nada en nosotros. Dios es soberano y libre de salvar a quien Él elija. Sin embargo, también respeta nuestra libertad y nos ha dado la capacidad de elegir responder o rechazar Su oferta de salvación.
¿Cómo podemos reconciliar la elección incondicional de Dios con la responsabilidad humana?
Los seres humanos son responsables de sus propias acciones y tienen la posibilidad de elegir creer o no en el evangelio. La elección de Dios no anula nuestra responsabilidad, sino que la fundamenta. Él nos ha dado la libertad de elegir y nos responsabiliza por las elecciones que hacemos.
¿Qué papel juega la predestinación en la elección de Dios?
La predestinación es el plan eterno de Dios para salvar a los elegidos. Es un aspecto de Su soberanía y no contradice Su deseo de que todos sean salvos. Más bien, demuestra Su fidelidad y poder para cumplir Su voluntad.
¿Cómo podemos saber si somos elegidos?
No podemos estar seguros de nuestra elección de forma absoluta, pero podemos tener confianza en ella basándonos en la evidencia de la fe genuina en Cristo, el arrepentimiento del pecado y el deseo de obedecer a Dios.