Un nuevo y vivo acceso
A través del sacrificio de Jesucristo, los cristianos tenemos acceso directo a la presencia de Dios. El velo del templo se ha rasgado, permitiéndonos entrar en el santuario más sagrado sin intermediarios. Ya no necesitamos sacerdotes, ángeles, santos o santuarios para acercarnos a Dios.
Acercándonos a Dios
El libro de Hebreos nos exhorta a acercarnos a Dios con confianza y seguridad. Este acercamiento no requiere acciones físicas como arrodillarse o estar en un lugar específico. Es un acto espiritual que podemos realizar desde cualquier lugar y en cualquier momento.
El corazón del cristianismo
El corazón del cristianismo es el acercamiento a Dios. Jesucristo abrió el camino para que los pecadores regresaran a su Padre celestial. A través de su sangre y sacrificio, podemos ser reconciliados con Dios y tener una relación íntima con él.
El mensaje del evangelio
El evangelio proclama que Dios ha hecho posible que los seres humanos perdidos regresen a su hogar. Jesucristo es el camino de regreso a Dios. Ha vencido la separación causada por el pecado y nos invita a acercarnos a él con confianza y arrepentimiento.
Como cristianos, no necesitamos depender de santuarios sagrados o rituales externos para acercarnos a Dios. Jesucristo ha provisto una forma directa y viva de experimentar la presencia y el amor de Dios. Al abrazar esta verdad, podemos disfrutar de una relación íntima y transformadora con nuestro Creador.
