¡Descubre el Tesoro de Cristo: Aprecia su Valor Infinito!
Dios, el Tesorero de Cristo
¡Asombroso! Desde la eternidad, Dios Padre ha atesorado a su Hijo, el reflejo perfecto de su gloria. Este amor inmenso no es un afecto de lástima o compasión, sino el aprecio de una belleza infinita.
El Espíritu Santo: Revelador del Tesoro
El Espíritu Santo, enviado después de la resurrección de Cristo, tiene una misión especial: encender en nuestros corazones el amor por Cristo. Él nos abre los ojos para ver su gloria y lo hace deseable para nuestras almas.
El Milagro del Renacimiento
Antes de apreciar a Cristo, necesitamos renacer espiritualmente. El Espíritu Santo, como un soplo de vida, nos da una nueva naturaleza capaz de percibir el valor de Cristo.
La Gloria de Cristo Revelada
A través del Espíritu, Dios ilumina nuestros corazones para que veamos la gloria de Cristo. Experimentamos su infinito valor y lo glorificamos con nuestro ser.
Esta Navidad, contempla el tesoro que es Cristo. Recuerda que Dios Padre lo ha atesorado desde la eternidad y que el Espíritu Santo nos ha sido dado para ayudarnos a apreciar su infinito valor. Que este tiempo de celebración sea un momento para profundizar en el tesoro que tenemos en Él.
¿Quién atesora a Cristo en primer lugar?
Dios Padre
¿Cómo influye el Espíritu Santo en el atesoramiento de Cristo?
El Espíritu Santo derrama en nuestros corazones el amor del Padre por Cristo, haciéndonos atesorarlo también.
¿Qué sucede antes de que los seres humanos caídos puedan atesorar a Cristo?
Deben nacer de nuevo por el Espíritu, recibiendo una nueva naturaleza que les permita ver a Cristo como un tesoro.
¿Cómo se manifiesta la verdadera adoración?
Cuando el Espíritu Santo nos hace nacer de nuevo y nos permite gloriarnos en el valor infinito de Cristo.
¿Por qué los cristianos atesoran a Cristo?
Porque el Espíritu de Dios les ha permitido ver la gloria de Dios reflejada en el rostro de Jesucristo.