¿Deberías desear intensamente profetizar?
La naturaleza de la profecía en el Nuevo Testamento
Charles Spurgeon, un destacado predicador del siglo XIX, experimentó un fenómeno que muchos consideran una manifestación del don de profecía. En medio de un sermón, señaló a un joven y lo acusó públicamente de robar guantes, una acusación que resultó ser cierta.
Si bien Spurgeon no etiquetó esta experiencia como "profecía", el apóstol Pablo la describe en 1 Corintios 14:24-25 como un don espiritual: "Si todos profetizan, y entra un incrédulo o un extraño, es convencido por todos, es juzgado por todos; y los secretos de su corazón serán revelados; y así, cayendo sobre su rostro, adorará a Dios y declarará que ciertamente Dios está entre vosotros".
La profecía moderna y su relación con la Escritura
Algunos sostienen que la profecía en el Nuevo Testamento cesó con el fin de la era apostólica. Sin embargo, un examen cuidadoso de 1 Corintios 14 sugiere que la profecía en la iglesia primitiva era una revelación guiada por el Espíritu Santo, pero no necesariamente autorizada o infalible. Se esperaba que estas revelaciones fueran probadas y evaluadas en contra de la revelación apostólica y profética autorizada, que ahora está contenida en la Biblia.
El llamado a desear la profecía
Pablo exhorta a los cristianos a "desear intensamente los dones espirituales, especialmente el de profecía" (1 Corintios 14:1). Esto no es una sugerencia, sino un mandato. La profecía no es una opción, sino una instrucción de Dios.
El propósito y los beneficios de la profecía
La profecía tiene como objetivo edificar, animar y consolar a los miembros de las iglesias locales (1 Corintios 14:3). Puede revelar los secretos del corazón de un individuo, demostrando la realidad de Dios y su conocimiento íntimo de cada persona. La práctica de la profecía en la iglesia permite que los creyentes experimenten la amistad de Dios a través de su Espíritu.
El don de profecía continúa en nuestra época como una revelación guiada por el Espíritu que está subordinada a la autoridad de la Escritura. Debemos desear intensamente este don, no por obligación, sino porque es una invitación a experimentar el amor y el cuidado de Dios por nosotros y por los demás. Al profetizar, edificamos a nuestros hermanos y hermanas en la fe y profundizamos nuestra propia relación con el Señor.
¿Qué es la profecía según el Nuevo Testamento?
Según el apóstol Pablo, la profecía es una revelación del Espíritu Santo que puede ser parcial o falible, y que debe ser probada y sujeta a la autoridad apostólica y profética, ahora contenida en la Biblia.
¿Cómo debemos responder a la profecía?
Debemos "probar" o "pesar" las profecías y "retener lo bueno" (1 Tesalonicenses 5:19-21). No debemos despreciarlas, sino evaluarlas cuidadosamente para discernir su verdad.
¿Por qué debemos desear la profecía?
La profecía es un regalo del Espíritu Santo que puede:
- Revelar el conocimiento íntimo de Dios sobre nosotros y nuestras circunstancias.
- Edificar, animar y consolar a los miembros de la iglesia.
- Demostrar la realidad de Dios y la validez del evangelio.
¿Debemos desear seriamente profetizar?
Sí, Pablo nos exhorta a "anhelar encarecidamente los dones espirituales, sobre todo el de profetizar" (1 Corintios 14:1). Es una instrucción, no una sugerencia, y debemos obedecerla.
¿Puede la profecía amenazar la autoridad de la Escritura?
No, como revelación parcial y falible, la profecía debe estar subordinada a la autoridad apostólica y doctrinal, ahora contenida en la Biblia. No es una amenaza para el canon de la Escritura ni desafía su suficiencia.