¿Deberíamos orar por la sanación?
La importancia de la oración por la sanidad según las Escrituras
Las Escrituras nos enseñan que la oración por la sanidad es un don que el Espíritu Santo otorga a la Iglesia (1 Corintios 12:8-11). El Nuevo Testamento nos insta a desear ejercitar este don (1 Corintios 14:1), creyendo que Dios responde a las oraciones de sanidad cuando está en armonía con su voluntad soberana (Hebreos 2:4).
La sanidad, cuando es otorgada por Dios, siempre glorifica a Jesucristo y nos lleva a creer en su Evangelio. Solo el Creador tiene autoridad para sanar (Hechos 3:12-13); por eso oramos en nombre de Jesús. La sanidad es un testimonio del poder de Dios sobre la enfermedad y el sufrimiento.
El beneficio común y el testimonio al mundo
La sanidad es un "bien común" para la Iglesia (1 Corintios 12:7). No es algo que se espera que experimente cada cristiano, sino un don excepcional que sirve a múltiples propósitos:
- Misericordia para el enfermo
- Aliento de fe para los que oran
- Provisión para los necesitados
- Oportunidades para compartir el Evangelio
- Testimonio del reino de Dios
La sanidad es también un signo para el mundo del avance del reino de Dios sobre la oscuridad de Satanás (Romanos 5:17; 8:20). Jesús sanó enfermedades mientras predicaba el Evangelio (Mateo 4:23), mostrando el poder redentor de Dios. La sanidad es un testimonio del reino venidero de Dios.
Cuando Dios no sana
Dios no responde a todas las oraciones de sanidad. Él es soberano y sabe lo que es mejor para nosotros. Puede usar las enfermedades y aflicciones para edificar nuestra fe, cultivar nuestra humildad, experimentar su gracia y aumentar nuestro gozo (2 Corintios 9:7-10).
Si nuestra fe es débil, debemos pedir más fe y comenzar a orar por la sanidad. La falta de fe puede impedir que recibamos este don (Marcos 6:5-6; Mateo 9:22, 9:29; Lucas 17:19).
Oremos por la sanidad
Debemos orar por la sanidad, siguiendo las instrucciones del Nuevo Testamento. Oremos por los enfermos, creyendo que Dios obrará para el bien (Santiago 5:15). Busquemos este don para el bien común de la Iglesia y como testimonio para el mundo.
Advertencias y precauciones
Esperemos encontrar oposición de Satanás cuando oremos por la sanidad. Él intentará sembrar dudas y miedos. Sin embargo, debemos perseverar en la fe.
Las Escrituras no proporcionan fórmulas para orar por la sanidad, pero podemos usar como modelo la oración de los ancianos (Santiago 5:14). La oración por la sanidad no debe ser dramática; Jesús evitó centrar la atención en los milagros para que la gente no perdiera el mensaje del Evangelio.
Cuando Dios responde a nuestras oraciones de sanidad, compartamos alegremente las historias con los demás. En la sanidad, Dios busca el bien común de su pueblo y el testimonio de su reino venidero.
¿Por qué deberíamos orar por la curación?
Jon Bloom cree que deberíamos orar por la curación hoy porque el Nuevo Testamento enseña que el Espíritu Santo da este don a la iglesia y nos instruye a desear ejercerlo. Cuando Dios sana, es para glorificar a Jesucristo y guiarnos a creer en su evangelio.
¿Cuándo se da el don de sanidad?
Dios concede el don de sanidad de acuerdo con su voluntad soberana. Cuando se da este don, es para el bien común de la iglesia y como testimonio para el mundo. La sanidad nunca es simplemente una bendición individual, sino que se da para el avance del reino de Dios.
¿Por qué Dios no sana a todos?
Dios no responde a todas las oraciones por sanidad porque sabe lo que es mejor para nosotros. Utiliza las enfermedades y aflicciones para fortalecer nuestra fe, cultivar nuestra humildad y aumentar nuestro gozo.
¿Cómo podemos aumentar nuestra fe para recibir la sanidad?
Si nuestra fe es pequeña, podemos comenzar a pedir más fe y a orar por la sanidad. También debemos evitar buscar este don por temor a la decepción o a que Dios no responda.
¿Cómo debemos orar por la sanidad?
La Biblia no proporciona fórmulas, pero nos instruye a pedirle a Dios que distribuya este don para su gloria. Podemos orar con fe y pedir a los ancianos que oren por los enfermos. La oración por la sanidad no debe ser dramática, ya que Jesús enfatizó el evangelio sobre los milagros.