¿Deber o deleite? El valor del deber desde la perspectiva de la alegría cristiana
El deber como obligación: una coincidencia entre deber y deleite
En la vida cristiana, el concepto de deber suele asociarse con obligaciones. Desde esta perspectiva, el deber y el deleite no son opuestos, sino que coinciden. Como cristianos hedonistas, creemos que debemos deleitarnos en Dios, amarlo con todo nuestro corazón y encontrar nuestra máxima satisfacción en él. En este sentido, el deber de deleitarnos en Dios es un valor que los cristianos hedonistas abrazamos.
El deber como superación de obstáculos: el valor de la perseverancia
Sin embargo, el término "deber" también puede tener un significado más específico, referido a obligaciones que encontramos difíciles de cumplir debido a obstáculos internos o externos. En este sentido, el deber implica perseverar en el bien, incluso cuando la voluntad y la obligación no coinciden.
Impedimentos internos y externos: tipos y evaluación
Existen diferentes tipos de impedimentos:
- Naturales externos: Dificultades físicas, tiempo, distancia.
- Naturales internos: Debilidad corporal, dolor, sufrimiento.
- Morales externos: Maldad de otros, rechazo, burlas.
- Morales internos: Pecados, pasiones desordenadas, falta de deseo.
El deber como valor transitorio: la esperanza de una vida sin obstáculos
Como cristianos, creemos que los impedimentos pasarán algún día. Nuestra esperanza está puesta en una vida donde la bondad fluirá espontáneamente, sin obstáculos que impidan nuestro gozo en hacer el bien.
Niveles de voluntad y la superación de impedimentos
Los seres humanos tenemos diferentes niveles de voluntad. Podemos desear algo a un nivel, pero querer otra cosa a un nivel más profundo. En el caso de Cristo, su voluntad humana se sometió a la voluntad divina, permitiéndole superar los obstáculos que enfrentó en su llamado a amar a su pueblo.
El deber como camino hacia el gozo: el valor de la perseverancia
Incluso los deberes pueden convertirse en alegrías cuando perseveramos en hacer el bien a pesar de los obstáculos. El deseo de hacer lo correcto puede superar las dificultades externas e internas, permitiéndonos contar como gozo las pruebas que enfrentamos.
El deber y el arrepentimiento: la importancia de reconocer el pecado
Cuando enfrentamos obstáculos internos, como los pecados que impiden nuestra piedad, debemos lamentarnos y arrepentirnos de nuestra pecaminosidad. En tales casos, hacemos nuestro deber con humildad, reconociendo que la brecha entre lo que debemos hacer y lo que queremos hacer se debe a nuestra propia corrupción persistente.
Fortaleciendo la voluntad a través del deber
Cumplir con nuestro deber en el sentido más amplio (deleitarnos en Dios) fortalece nuestra capacidad para cumplir con nuestro deber en el sentido más estrecho (superar obstáculos). Deseamos que las inclinaciones fundamentales de nuestra voluntad sean duraderas, estables y lo suficientemente fuertes como para vencer las interrupciones temporales de nuestras pasiones frente a impedimentos externos.
Conclusión: El deber como expresión de nuestra satisfacción en Dios
Como cristianos hedonistas, no menospreciamos el deber. Más bien, lo colocamos en su lugar apropiado. Es una herramienta en nuestra condición de peregrinos, una profunda resolución de superar los obstáculos que nos impiden regocijarnos plenamente en hacer el bien sin obstáculos. En este sentido, cumplir con nuestro deber frente a los impedimentos es una expresión crucial de nuestra satisfacción profunda y duradera en todo lo que Dios es para nosotros en Cristo.
Preguntas frecuentes
¿Por qué los cristianos hedonistas tienen una relación compleja con el deber?
Porque creen que el placer y el deseo son esenciales para glorificar a Dios, pero también que estamos obligados a deleitarnos en Dios.
¿Qué es el deber?
En un sentido amplio, es una obligación; en un sentido más estricto, es una obligación que encontramos difícil de cumplir debido a obstáculos.
¿Cómo ven los cristianos hedonistas el deber en el sentido estricto?
Lo reconocen como valioso porque desarrolla nuestra voluntad y fortalece nuestra capacidad de hacer el bien incluso cuando es difícil.
¿Qué tipos de obstáculos podemos enfrentar?
Naturales (externos e internos), morales (externos e internos) y relacionados con nuestros propios pecados.
¿Cómo debemos responder a los obstáculos naturales?
Podemos lamentar nuestras limitaciones y buscar ayuda cuando sea necesario.
¿Qué debemos hacer con los obstáculos morales externos?
Superarlos con amor y resistencia, sin sentir culpa por la lucha.
¿Cómo debemos abordar los obstáculos morales internos?
Lamentar y arrepentirnos de nuestro pecado, reconociendo nuestra necesidad de gracia.
¿Cómo podemos fortalecer nuestra voluntad?
Cultivando hábitos de afecto santo y buscando hacer nuestro deber en el sentido más amplio.
¿Cuál es el propósito final del deber?
Transcenderlo en un estado glorificado donde el placer y la obligación se alinearán perfectamente.