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¿Debemos obedecer los mandamientos si ya conocemos a Dios?

El amor como evidencia de conocer a Dios

El apóstol Juan afirma en 1 Juan 4:8 que “el que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor”. Esto implica que conocer genuinamente a Dios se manifiesta en una vida caracterizada por el amor.

El mandamiento de amar y su aparente contradicción

Sin embargo, en el versículo 7, Juan exhorta a los creyentes a amarse unos a otros: “Amados, amémonos unos a otros”. Esta orden parece contradictoria, ya que si el conocimiento de Dios conduce inevitablemente al amor, ¿por qué necesitarían los creyentes un mandato para amar?

Comprendiendo la lógica de Juan

Para entender la lógica de Juan, debemos considerar dos puntos clave:

  • La Palabra de Dios tiene poder vivificante: Cuando la Palabra de Dios es predicada, incluso a aquellos que están espiritualmente muertos, tiene el poder de crear la capacidad de someterse y creer. Por lo tanto, predicar el evangelio es esencial, a pesar de la incapacidad de las personas para escuchar y creer por sí mismas.
  • Dios cumple sus promesas a través de los mandatos: Aunque conocer a Dios implica necesariamente ser amoroso, el mandato de amar no es superfluo. Dios tiene la intención de cumplir su promesa de hacer que quienes lo conocen sean personas amorosas mediante el uso de mandamientos. Estos mandamientos proporcionan el alimento que el Espíritu Santo utiliza para nutrir a los creyentes y hacer que su amor prospere.
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El amor genuino como obra sobrenatural de Dios

Es fundamental reconocer que el amor que se espera de los creyentes es un amor sobrenatural, que solo puede ser explicado por la obra de Dios. No es el amor basado en deseos sexuales, afectos naturales o aspiraciones filantrópicas, sino un amor que trasciende lo humano.

El amor como expresión de la naturaleza de Dios

Juan declara que “Dios es amor” (v. 8). Esto sugiere que el amor es una parte inseparable de la naturaleza de Dios. Desde la eternidad, el amor ha existido dentro de la Trinidad como la relación perfecta entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

El amor como evidencia de una relación personal con Dios

Cuando conocemos a este Dios de amor, somos atraídos a la comunión de la Trinidad. Amamos al Hijo de Dios con el mismo amor que el Padre lo ama, y este amor se desborda en nuestro amor por los demás.

El mandamiento de amar no es una contradicción sino una parte integral del plan de Dios para que sus hijos manifiesten el amor de Dios. Al amar a Jesucristo con el amor del Padre, y al obedecer los mandamientos de Dios, los creyentes son transformados y manifiestan el amor sobrenatural de Dios al mundo.

Preguntas Frecuentes

¿Por qué se nos ordena hacer algo que no podemos hacer?

Porque Dios usa la orden para darnos el poder de hacerlo. Cuando se predica el evangelio a los muertos espiritualmente, la Palabra misma puede crear la capacidad de someterse y creer.

¿Por qué se nos ordena hacer algo que no podemos evitar hacer?

Porque Dios cumple su promesa mediante el uso de comandos. Él ha ordenado mantenernos vivos en el amor mediante la alimentación regular de su Palabra, que contiene advertencias, promesas y comandos.

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¿Qué significa que “Dios es amor”?

Que el amor es una parte necesaria de la naturaleza de Dios. Desde toda la eternidad, el Padre ha tenido una imagen perfecta de sí mismo en el Hijo y lo ha amado con toda la energía que hay en él. El Espíritu Santo es el amor infinito y viviente entre el Padre y el Hijo.

¿Por qué conocer a Dios crea personas amorosas?

Porque cuando llegamos a conocer personalmente a Dios, que es Padre e Hijo unidos en amor infinito, nos convertimos en personas amorosas. Compartimos la comunión de la Trinidad y amamos al Hijo de Dios con el mismo amor que el Padre le tiene.

¿Cómo se traduce el amor por el Hijo de Dios en amor por los demás?

El Padre estuvo dispuesto a enviar al Hijo a ser rechazado y asesinado para dar vida al mundo. Si decimos que amamos al Hijo con el mismísimo amor del Padre, no podemos vivir en desacuerdo con la misión del Hijo, que es derramar nuestras vidas para dar vida al mundo.

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