¿Cuál es la diferencia entre el pecado original y el pecado imputado?
Pecado original: una naturaleza caída
El pecado original es la consecuencia innata del pecado de Adán en la naturaleza humana. Todos nacemos con una naturaleza caída, es decir, con inclinaciones pecaminosas, deseos y disposiciones en nuestros corazones. Esta naturaleza pecaminosa se manifiesta en nuestras acciones, pensamientos y sentimientos que violan los mandamientos de Dios.
Pecado imputado: culpa heredada
El pecado imputado, por otro lado, es la culpa del pecado de Adán que se nos atribuye a todos. Se nos considera pecadores en Adán y, por tanto, merecemos el mismo castigo. Es un estado externo de culpabilidad, no una cualidad interna.
Consecuencias del pecado
Tanto el pecado original como el pecado imputado nos sitúan bajo el juicio de Dios. Sin embargo, la salvación ofrece un remedio doble:
- Justificación: Elimina nuestra culpa legal y condena imputándonos la justicia de Cristo.
- Santificación: Transforma nuestra naturaleza pecaminosa mediante la obra del Espíritu Santo.
Recursos adicionales
- La imputación del pecado de Adán, por John Murray
- Teología sistemática, capítulo 24: "El pecado", por Wayne Grudem
- La gran doctrina cristiana del pecado original defendida, por Jonathan Edwards
Preguntas Frecuentes
¿Qué es el pecado original?
El pecado original es la naturaleza pecaminosa, los deseos y las disposiciones con los que nacemos todos debido al pecado de Adán. Causa que tomemos decisiones pecaminosas y tengamos pensamientos y sentimientos pecaminosos.
¿Qué es el pecado imputado?
El pecado imputado es la culpa del pecado de Adán que se nos atribuye a nosotros también, considerándonos como si hubiéramos pecado en Adán. Somos responsables de su acto y merecemos el mismo castigo.
¿Cómo se remedian el pecado original y el pecado imputado?
El pecado imputado se remedia mediante la justificación en Cristo, donde se nos atribuye la justicia de Cristo. El pecado original se remedia mediante la santificación por el Espíritu, donde somos purificados del pecado y transformados en santidad.