Construyendo una Cultura de Evangelio: La Esencia de las Comunidades Cristianas

La Doctrina Crea la Cultura

Las enseñanzas fundamentales del evangelio, conocidas como doctrinas, dan forma a un modo de vida conocido como cultura del evangelio. Esta cultura se caracteriza por valores como la gracia, la aceptación, la esperanza, la libertad y el gozo. Es Jesús, a través de sus verdades, quien transforma nuestras comunidades, creando un nuevo tipo de vínculo. Ignorar estas doctrinas debilita la cultura, y centrarse únicamente en la cultura sin la base doctrinal la vuelve superficial.

La Dinámica de la Doctrina y la Cultura

Esta sinergia entre la doctrina y la cultura es evidente en el Nuevo Testamento. La doctrina de la regeneración, por ejemplo, fomenta la humildad (Efesios 2:1-9). La justificación promueve la inclusión (Gálatas 2:11-16). La reconciliación genera paz (Efesios 2:14-16). La santificación conduce a una vida transformada (Romanos 6:20-23). La glorificación inspira esperanza (Romanos 5:2) y honra (Romanos 12:10). Incluso la doctrina de Dios, la más fundamental, crea una cultura de honestidad y confesión (1 Juan 1:5-10).

La Esencialidad de Ambas

Para cultivar una cultura de evangelio próspera, no podemos omitir las doctrinas. Si queremos que estas doctrinas sean creíbles, no podemos ignorar la cultura. Las iglesias donde las doctrinas de gracia crean una cultura de gracia son testimonio viviente del poder de Jesús. Esta ecuación es sencilla:

Doctrina del evangelio - Cultura del evangelio = Hipocresía
Cultura del evangelio - Doctrina del evangelio = Fragilidad
Doctrina del evangelio + Cultura del evangelio = Poder

Construyendo una Cultura de Evangelio

Para que nuestras iglesias capturen la atención de nuestro campo misionero, es esencial construir una cultura de evangelio. No debemos conformarnos con predicar la verdad. Debemos cultivar un entorno relacional que refleje el evangelio. Es poderoso.

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Francis Schaeffer, en su libro "La Iglesia Ante el Mundo Observador", afirma: "No se puede explicar la dinamita explosiva, el dunamis, de la iglesia primitiva aparte del hecho de que practicaban dos cosas simultáneamente: ortodoxia de doctrina y ortodoxia de comunidad en medio de la iglesia visible, una comunidad que el mundo podía ver". Por lo tanto, por la gracia de Dios, la iglesia debe ser conocida tanto por su pureza doctrinal como por la realidad de su comunidad.

La Autoridad de la Comunidad

Una comunidad de evangelio es autoritaria. Schaeffer utilizó la frase "ortodoxia de comunidad" para expresar que la belleza de las relaciones humanas no es un complemento opcional para una iglesia bíblica completa. La cultura del evangelio es tan esencial para nuestro testimonio como la doctrina del evangelio.

La importancia de esto depende, por supuesto, de la naturaleza de Dios. Si Dios se ha revelado a nosotros solo como verdad, entonces la belleza de la comunidad es simplemente una preferencia para ciertos tipos de personalidad. Pero si Dios se ha revelado como verdad y amor, simultáneamente, entonces la belleza de una verdadera comunidad es autoritaria. "Y que la paz de Cristo gobierne en vuestros corazones" (Colosenses 3:15).

La Urgencia

Las iglesias teológicamente concienzudas no siempre son culturas del evangelio. El reverendo William Still, un patriarca de la Iglesia de Escocia en el siglo XX, al predicar sobre Romanos 5:5 y el amor de Dios derramado en nuestros corazones, dijo: "Me pregunto por qué leer mucha literatura puritana hace que tantos predicadores sean tan extremadamente fríos. No lo entiendo, porque creo que es una literatura maravillosa. ... No sé si pueden explicarme esto. Me encantaría saberlo, porque me preocupa. Pero escucho una y otra vez esta tremenda tendencia entre las personas que profundizan en la literatura puritana a que una frialdad, una dureza, una crueldad, cualquier cosa menos gracia soberana, entre en sus vidas y en sus ministerios. Ahora bien, no tiene por qué ser así. Y no siempre es así, gracias a Dios. Y verá, la gracia, la gracia, de un verdadero calvinista y puritano, es decir, un puritano y calvinista bíblico, es maravillosa... Pero, ¡oh Dios, líbranos de esta frialdad!"

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El problema no es la teología reformada. Inherente a esa teología hay un poder que humilla y derrite. El problema surge cuando no se permite que esa teología ejerza su influencia natural. En cambio, nuestra religiosidad nativa puede crear una cultura contraria a nuestra teología. Y nuestra cultura religiosa, sea cual sea, revela lo que realmente creemos en contraposición a lo que pensamos que creemos.

Si somos desagradecidos en nuestras relaciones, ethos, comportamiento y ambiente, entonces estamos contradiciendo la gracia que predicamos y debilitando a nuestras iglesias ante los ojos del mundo que nos observa.

Pero cuando aplicamos humilde y audazmente nuestra teología a la cultura de nuestras iglesias, comenzando por nosotros mismos y nuestra propia necesidad de la gracia de Dios, "¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!" (Salmo 133:1).

Preguntas Frecuentes

¿Qué es una cultura de evangelio?

Una cultura de evangelio es un entorno social creado por las doctrinas del evangelio, que promueve la aceptación, la esperanza, la libertad y la alegría.

¿Por qué son importantes tanto la doctrina como la cultura?

Tanto la doctrina como la cultura son cruciales para una iglesia saludable. Las doctrinas crean la cultura, mientras que la cultura hace creíbles las doctrinas.

¿Cuáles son los beneficios de una cultura de evangelio?

Una cultura de evangelio crea un testimonio viviente del poder de Jesús y atrae la atención de quienes no son creyentes.

¿Cómo puede una iglesia construir una cultura de evangelio?

Una iglesia puede construir una cultura de evangelio al enfatizar la pureza de la doctrina, fomentar la belleza de la comunidad y permitir que la teología influya en la cultura de la iglesia.

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¿Es esencial la pureza de la doctrina?

Sí, la pureza de la doctrina es esencial porque el Dios de la Biblia es tanto verdad como amor.

¿Es esencial la belleza de la comunidad?

Sí, la belleza de la comunidad es esencial porque revela que la gracia de Dios es real y autoritaria.

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