¿Cómo saber si soy hijo de Dios?

La guía del Espíritu Santo

El apóstol Pablo explica que aquellos que son guiados por el Espíritu Santo son hijos de Dios (Romanos 8:14). El Espíritu no nos guía como una herramienta que manejamos, sino que somos instrumentos en sus manos. Al guiarnos, el Espíritu nos impulsa a luchar contra el pecado confiando en el amor superior de nuestro Padre celestial. Esto demuestra que somos hijos de Dios, ya que los hijos tienen valores y preferencias alineados con los de su Padre.

El espíritu de adopción

Pablo también destaca que hemos recibido el "espíritu de adopción" (v. 15). Este Espíritu confirma y hace real nuestra adopción como hijos de Dios, una transacción legal que nos otorga los mismos derechos que a los hijos biológicos. El amor paternal de Dios se derrama en nuestros corazones, reemplazando el temor de esclavos con sentimientos de hijos. Esta experiencia de amor nos motiva a obedecer a Dios no por miedo, sino por afecto y fe.

El testimonio del Espíritu

Además de derramar el amor del Padre en nuestros corazones, el Espíritu Santo también da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios (v. 16). Este testimonio no es un susurro externo, sino una experiencia interna profunda de amor y conexión con Dios. Cuando miramos a la cruz de Cristo y comprendemos su sacrificio por nosotros, el Espíritu nos impulsa a clamar: "¡Jesús, eres mi Señor!" (1 Corintios 12:3) y "¡Dios, tú eres mi Padre!".

¿Qué significa ser "guiado por el Espíritu de Dios"?

Según el versículo 14, ser guiado por el Espíritu de Dios significa ser movido por el Espíritu a matar el pecado al confiar en la dignidad superior del amor de nuestro Padre.

¿Cómo explica el versículo 14 "matar el pecado por el Espíritu"?

El versículo 14 explica "matar el pecado por el Espíritu" como "ser guiado por el Espíritu". Esto enfatiza que el Espíritu Santo no es un instrumento en nuestras manos, sino que nosotros somos instrumentos en sus manos y que él nos guía a matar el pecado.

¿Cómo se relaciona el Espíritu de Dios con nuestra adopción?

El Espíritu Santo es el "Espíritu de adopción" (v. 15), lo que significa que confirma y hace real en nosotros la gran transacción legal de adopción que el Padre ha llevado a cabo.

¿Cómo guía el Espíritu al creyente?

El Espíritu guía al creyente reemplazando el temor esclavista por Dios con el amor de un hijo por un padre (v. 15). Él nos guía haciéndonos hijos que actúan por fe y afecto, no esclavos que actúan por temor.

¿Cómo hace real el Espíritu en nosotros la verdad de nuestra adopción?

El Espíritu hace real la verdad de nuestra adopción en nosotros de dos maneras: trayendo el amor paternal a nosotros y despertando nuestros sentimientos de hijos por Dios (vv. 15-16).

¿Cómo podemos saber que somos hijos de Dios?

El testimonio del Espíritu de que somos hijos de Dios crea en nosotros una respuesta de corazón que clama "¡Abba, Padre!" (v. 15). No es una afirmación doctrinal, sino una experiencia afectiva y personal del amor paternal de Dios.

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