¿Cómo resolver conflictos entre hermanos en la fe?
El camino de la reconciliación
Cuando un hermano en la fe nos ofende, el Señor nos llama a buscar la reconciliación siguiendo un proceso gradual y amoroso. El primer paso es hablar con la persona en privado, explicándole con claridad y respeto en qué nos ha fallado. Si la persona escucha y reconoce su error, hemos logrado recuperar su amistad.
La importancia de los testigos
Si la conversación privada no da resultado, se debe involucrar a una o dos personas más como testigos. Su presencia ayuda a mantener la honestidad y a evitar malentendidos. Si a pesar de la intervención de los testigos, la persona sigue negándose a escuchar, el siguiente paso es presentarlo ante la iglesia. La iglesia tiene la autoridad para amonestar y disciplinar a sus miembros, buscando su arrepentimiento y restauración.
El último recurso
En el caso extremo de que la persona rechace escuchar incluso a la iglesia, debemos considerarla como un "pagano" o un "publicano", es decir, alguien que está fuera de la comunidad de fe. Este paso no es una condena, sino una medida disciplinaria para proteger la unidad y la pureza de la iglesia.
La gracia del perdón
A pesar de las medidas disciplinarias, la gracia de Dios siempre está disponible para quienes se arrepienten. Si la persona que nos ofendió posteriormente reconoce su error y expresa un genuino deseo de reconciliación, debemos perdonarla y recibirla de nuevo como hermano o hermana en la fe.
¿Qué debo hacer si un hermano cristiano peca contra mí?
Respuesta: Ve a él en privado y dile su falta. Si te escucha, has ganado a tu hermano.
¿Qué pasa si no me escucha?
Respuesta: Lleva contigo a una o dos personas más para que den testimonio de todo lo que digas.
¿Y si aún así no me escucha?
Respuesta: Preséntalo ante la iglesia. Si no escucha a la iglesia, trátalo como a un pagano o a un recaudador de impuestos.