Dejando atrás el viejo ser

La primera tarea que nos encomienda Jesús al entrar en su escuela es despojarnos de nuestro antiguo ser. Este “viejo ser” se refiere a nuestros viejos hábitos, actitudes y comportamientos que nos alejaban de Dios. Es la suma de nuestras debilidades, como la mentira, la ira y la avaricia.

Revestidos del nuevo ser

En lugar de nuestro viejo ser, debemos revestirnos de un “nuevo ser”. Este nuevo ser es una nueva creación, un reflejo de la imagen de Dios en nosotros. Es una nueva forma de vivir, llena de rectitud y santidad.

Renovar nuestra mente

¿Cómo podemos alcanzar este cambio? La clave es renovar nuestro espíritu interior, nuestra mente. Al llenar nuestra mente continuamente con la verdad de Dios, podemos desterrar las mentiras que nos corrompen. Debemos centrarnos en las cosas eternas y celestiales, que nos ayudarán a ver el mundo desde una perspectiva diferente.

Llenos de la verdad

Al renovar nuestra mente con la verdad de Dios, podemos romper las ataduras del engaño y empezar a pensar, sentir y actuar de acuerdo con la voluntad de Dios. Este proceso de renovación no es fácil, pero es esencial para nuestro crecimiento espiritual. Al permitir que la palabra de Dios transforme nuestra mente, nos transformaremos en nuevas criaturas, creadas a imagen y semejanza de nuestro Padre celestial.

¿Qué es la corrupción mencionada en el texto?

Respuesta: Seis capas de corrupción que nos hacen inaceptables para Dios:

  • Dureza de corazón
  • Entendimiento oscurecido
  • Ignorancia de la realidad
  • Codicia y libertinaje
  • Vida inútil
  • Alienación de la vida de Dios
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¿Cómo describe el texto la nueva persona que debemos ponernos?

Respuesta: Un nuevo conjunto de actitudes, emociones y prácticas creadas después de la imagen de Dios en justicia y santidad, basadas en la verdad.

¿Cuál es la clave para vivir la vida cristiana?

Respuesta: Ser renovados en el espíritu de nuestra mente, llenándola continuamente con la verdad sobre la realidad espiritual y eterna, para que los pensamientos, sentimientos y acciones provengan de una mente renovada.

¿Cómo se renueva el espíritu de nuestra mente?

Respuesta: Llenando la mente con la verdad de la esperanza de Dios, las riquezas de su herencia gloriosa y la inmensurable grandeza de su poder. También conociendo y comprendiendo el amor de Cristo y toda la plenitud de Dios.

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