¿Cómo orar según la voluntad de Dios?

El significado oculto en la oración del "Padre Nuestro"

En el Sermón del Monte, Jesús nos enseñó una oración trascendental conocida como el "Padre Nuestro", que comienza con las palabras "Padre nuestro, que estás en los cielos".

1. El nombre de Dios: ¡santificado sea!

La primera petición de esta oración, "Santificado sea tu nombre", nos invita a pedir que el nombre de Dios sea honrado, respetado y venerado en todo el mundo. No se trata solo de una declaración, sino de una súplica para que Dios obre en los corazones de las personas, inspirándoles a creer en él, temerle, obedecerle y glorificarle.

2. El reino de Dios: ¡venga a la tierra!

La segunda petición, "Venga tu reino", expresa nuestro deseo de que el reino de Dios se establezca en la tierra. Esto implica pedir que Dios reine en nuestras vidas y en el mundo entero, guiando nuestras acciones y decisiones de acuerdo con su voluntad.

3. La voluntad de Dios: ¡hágase en la tierra como en el cielo!

La tercera petición, "Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo", reconoce la soberanía de Dios y nuestro deseo de alinearnos con sus propósitos. Al pedir que la voluntad de Dios se haga, anhelamos que su plan perfecto se manifieste en nuestras vidas y en el mundo.

Implicaciones para nuestras vidas

Estas tres peticiones iniciales del "Padre Nuestro" nos revelan las prioridades de Dios:

  • Que su nombre sea santificado en todo el mundo.
  • Que su reino se establezca en la tierra.
  • Que su voluntad se haga en nuestras vidas.
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Al orar de acuerdo con estas prioridades, nos alineamos con el propósito de Dios y allanamos el camino para que se cumpla su voluntad en nuestras vidas y en el mundo.

¿Qué significa santificar o halagar el nombre de Dios?

Santificarlo o halagarlo significa tratarlo como sagrado, creyendo sus palabras, temiendo su desagrado, obedeciendo sus mandamientos y glorificándolo.

¿Por quién estamos orando cuando pedimos "santificado sea tu nombre"?

Oramos por nosotros mismos para que confiemos, reverenciemos, obedezcamos y glorifiquemos a Dios, y por los pueblos no alcanzados de la tierra para que el evangelio se difunda y Dios sea honrado entre ellos.

¿Cuál es la prioridad máxima de Dios?

La máxima prioridad de Dios es que su nombre sea santificado en toda la tierra, creído, temido, obedecido y glorificado por un pueblo redimido de cada tribu, lengua y nación.

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