¿Cómo llegar a ser hijo de Dios?

El verdadero significado de las bienaventuranzas

Las bienaventuranzas no nos brindan un camino fácil hacia la salvación. Nos muestran la necesidad de un cambio profundo en nuestras vidas, de convertirnos en nuevas criaturas. No podemos simplemente creer en Jesús y esperar ir al cielo sin cambiar. La salvación implica una transformación interna, donde nuestras actitudes y acciones se alinean con las de Dios.

Paz y pureza: pilares de la filiación divina

Entre las bienaventuranzas, "Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios" es particularmente significativa. No se trata de una sugerencia casual, sino de una descripción de los verdaderos hijos de Dios. Aquellos que buscan la paz y la promueven, reflejan el carácter de su Padre celestial.

Al igual que Dios, que envió a su Hijo a reconciliar al mundo consigo mismo, los hijos de Dios son pacificadores. Buscan la armonía, incluso con aquellos que se les oponen. No se contentan con mantener la distancia, sino que extienden la mano con amor y respeto, anhelando la reconciliación.

La oración y el saludo: herramientas para la paz

La pazmaking no es fácil. Implica orar por aquellos que nos persiguen, anhelando su conversión y santificación. También requiere tomar iniciativas prácticas, como saludar a aquellos con quienes tenemos diferencias. Estas acciones pueden parecer pequeñas, pero son expresiones tangibles de nuestro deseo de reconciliación.

Prioridades claras: pureza sobre paz

Sin embargo, el compromiso con la paz no debe comprometer la pureza. La pureza es el fundamento de la paz bíblica. No podemos hacer concesiones en cuestiones de verdad y justicia para lograr la armonía. La bendición sobre los perseguidos por causa de la justicia subraya esta prioridad.

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La salvación eterna: el verdadero enfoque

En un mundo marcado por conflictos y opresión, puede surgir la pregunta de por qué un mensaje sobre la pazmaking se enfoca en cuestiones personales. La respuesta es que el destino eterno de cada alma individual es de suma importancia. La salvación de nuestras almas es más significativa que cualquier problema temporal.

Conclusión: una llamada a la transformación

Las bienaventuranzas nos desafían a examinar nuestros corazones y a buscar la transformación. Si anhelamos ser llamados hijos de Dios y heredar la vida eterna, debemos convertirnos en pacificadores, puros y misericordiosos. Este es el verdadero camino hacia la salvación, un camino que implica un cambio fundamental en nuestras vidas.

Preguntas frecuentes

¿Cómo obtenemos la salvación según la enseñanza de Jesús?
R: No podemos ser salvos sin experimentar un cambio interior. Debemos convertirnos en nuevas criaturas, caracterizadas por la misericordia, la pureza de corazón y la paz.

¿Cómo se demuestra que alguien es un hijo de Dios?
R: Los hijos de Dios son pacificadores. Al igual que su Padre celestial, que es un Dios de paz, aman la paz y trabajan para promoverla.

¿Qué acciones específicas podemos tomar como pacificadores?
R: Podemos orar por nuestros enemigos, saludar a nuestros adversarios con amor y realizar actos de bondad para promover la reconciliación.

¿Es obligatorio ser pacificador para ser considerado un hijo de Dios?
R: Sí, la paz es esencial para la salvación. Debemos esforzarnos por ser pacificadores, incluso cuando la paz no se logra.

¿Por qué el mensaje de Jesús sobre la paz se centra en acciones personales en lugar de cuestiones sociales o políticas?
R: El mensaje de Jesús subraya la importancia de la salvación individual. Aunque se preocupa por la justicia social, considera que la renovación del corazón humano es un asunto más fundamental.

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