¿Cómo honrar a Dios por sus bendiciones?

Recibiendo más de su gracia

Cuando nos preguntamos cómo corresponder a las bendiciones de Dios, la respuesta no es un pago tradicional, sino una continuación de su recepción. Al elevar la "copa de la salvación", tomamos su provisión salvadora y anticipamos más de su gracia (Salmos 116:12).

Invocando su nombre

Invocar el nombre del Señor no es una deuda, sino una alabanza y un reconocimiento de su respuesta a nuestras oraciones. Al tributarle con nuestra gratitud, experimentamos un desbordamiento de sus bendiciones (Salmos 116:13).

Cumpliendo nuestros votos

Cumplir nuestros votos a Dios no implica un mero pago, sino una declaración de fe en su gracia futura. Al confiar en él para que nos sustente en el cumplimiento de nuestros votos, magnificamos su bondad inagotable (Salmos 116:14).

La fe como medio de pago

La verdadera forma de honrar a Dios es aferrarnos a la fe en su gracia venidera. Al recibir su salvación, invocar su nombre y confiar en su poder, no estamos "pagando" una deuda, sino que simplemente nos estamos haciendo receptores de su amor y misericordia continuos.

Preguntas Frecuentes sobre Salmos 116:12-14

¿Cómo se paga a Dios según el salmo?

El pago a Dios, en este contexto, no es un pago ordinario sino un acto continuo de recibir que magnifica su gracia. El salmista sugiere alzar la copa de la salvación, invocar su nombre y cumplir los votos, que son todos actos de recibir más beneficios de Dios.

¿Qué significa "alzar la copa de la salvación"?

Alzar la copa de la salvación es tomar y beber la salvación del Señor, reconociendo su satisfacción y esperando recibir más. Es un acto de recibir la gracia continua de Dios.

¿Por qué "invocar el nombre del Señor" es una forma de pagar a Dios?

Invocar el nombre del Señor significa alabarlo y tributarle honor, aunque él no los necesite. Sin embargo, este acto rebosa con beneficios para quien lo invoca, lo que demuestra la generosidad de Dios.

¿Cómo se pagan los votos al Señor?

Los votos al Señor se pagan sosteniendo la copa de la salvación e invocando su nombre. Es decir, se pagan con fe en la gracia venidera de Dios, reconociendo que él es la fuente de todo lo bueno.

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