¿Cómo cultivar la lealtad: una virtud silenciosa?
La fidelidad: la base de la fe en Dios
Como cristianos, valoramos profundamente la fidelidad de Dios. Confiamos en su promesa de que cumplirá lo que ha dicho (Romanos 4:21). Creemos que Cristo sostiene todo el universo por su palabra (Hebreos 1:3). Por lo tanto, toda nuestra realidad, incluyendo nuestro futuro eterno, depende de la fidelidad de Dios a su palabra.
La fidelidad en nosotros mismos
La fidelidad personal significa coherencia entre nuestras palabras y acciones, creencias y comportamientos, promesas y cumplimiento. Ser fiel implica mantener la confianza de quienes confían en nosotros.
El desafío de la fidelidad
Todos aspiramos a ser leales, pero fallamos en ocasiones. La fidelidad, como fruto del Espíritu (Gálatas 5:22), es a menudo escasa. Por eso, el proverbio bíblico dice: "Muchos proclaman su propio amor, pero ¿quién puede encontrar a un hombre leal?" (Proverbios 20:6).
Cultivando la fidelidad
Para cultivar la fidelidad, podemos meditar en este versículo crucial:
"Confía en el Señor y haz el bien; habita en la tierra y cultiva la lealtad" (Salmo 37:3).
Alimentando la fidelidad
El Salmo 37, escrito por David, utiliza imágenes pastorales para describir la lealtad. David, un antiguo pastor, compara la fidelidad con el pastoreo, protegiendo y nutriendo a las ovejas. La frase "cultiva la lealtad" sugiere que debemos dedicarnos a desarrollar este rasgo hasta que se convierta en parte de nosotros.
Fortaleciendo la fidelidad
El crecimiento en la fidelidad es similar a construir la fuerza física o adquirir nuevas habilidades. Requiere práctica y perseverancia, superando la incomodidad y nuestras propias limitaciones. Debemos disciplinarnos para ejercer la fidelidad en las áreas que Dios nos ha encomendado.
Comenzando con lo que tenemos
No necesitamos capacidades extraordinarias para cultivar la fidelidad. Jesús dice: "El que es fiel en lo muy poco, también es fiel en lo mucho" (Lucas 16:10). Identifiquemos las personas y responsabilidades que Dios nos ha confiado y practiquemos la fidelidad en esas áreas.
El destino de los fieles
Si nos dedicamos a la fidelidad en la tierra donde Dios nos ha colocado, llegaremos a escuchar a nuestro Maestro decir: "Bien hecho, siervo bueno y fiel. Has sido fiel con lo poco; te pondré a cargo de mucho. Entra en el gozo de tu señor" (Mateo 25:23).
¿Qué significa ser fiel?
Según el texto, ser fiel significa que tus palabras y acciones están alineadas, que cumples tus promesas y mantienes la confianza de aquellos que confían en ti.
¿Por qué es importante la fidelidad?
La fidelidad es esencial porque refleja la fidelidad de Dios, en quien confiamos para que cumpla sus promesas. Además, fortalece las relaciones y la confianza entre las personas.
¿Cómo podemos cultivar la fidelidad?
Para cultivar la fidelidad, debemos confiar en Dios, hacer el bien, permanecer en nuestro lugar de responsabilidad y dedicarnos a desarrollar la virtud de la fidelidad.
¿Qué papel juega Jesucristo en el desarrollo de la fidelidad?
Jesucristo nos da fuerza y nos encarga la tarea de ser fieles. Nos promete que si somos fieles con lo poco, nos confiará mucho.
¿Cuál es la recompensa por ser fiel?
La recompensa por la fidelidad es escuchar a nuestro Maestro decir: "Bien hecho, buen siervo y fiel. Has sido fiel sobre poco; te pondré sobre mucho. Entra en el gozo de tu señor" (Mateo 25:23).