¡Celebremos la Pascua: El triunfo de la vida sobre la muerte!
1. Jesús resucitó
La Pascua conmemora la resurrección de Jesús de entre los muertos. El viernes previo, Jesús fue crucificado y enterrado en la tumba de José de Arimatea. Las mujeres que acudieron a ungir su cuerpo encontraron la tumba vacía (Marcos 16:2-4). Un ángel les anunció que Jesús había resucitado, y luego ellas lo vieron (Mateo 28:8-10; Marcos 16:5-7). La resurrección de Jesús no fue simbólica: Él resucitó físicamente, comió con sus discípulos y mostró las cicatrices de su crucifixión (Lucas 24:39).
2. La resurrección confirma la identidad de Jesús
Al resucitar, Jesús demostró ser el Hijo de Dios, el Mesías y el Salvador del mundo. Había predicho su muerte y resurrección, y el cumplimiento de esta profecía confirmó su identidad (Mateo 16:21).
3. La resurrección es fundamental para la fe cristiana
Sin la resurrección, nuestra fe sería en vano y seguiríamos en nuestros pecados (1 Corintios 15:17). La resurrección es la base de nuestra esperanza de salvación y vida eterna.
4. La Pascua nos recuerda nuestra salvación
En la Pascua, celebramos la salvación que Jesús nos ha dado. Murió en nuestro lugar, cargando nuestros pecados en la cruz (Isaías 53:5). Creyendo en su muerte y resurrección, podemos recibir perdón y vida eterna (Romanos 10:9-11).
5. La celebración de la Pascua da testimonio del Evangelio
Al celebrar la Pascua, testificamos al mundo que Jesús murió, fue sepultado y resucitó. Proclamamos el mensaje del Evangelio: que Jesús es el camino a la salvación, la esperanza y la vida (2 Corintios 5:17; Hebreos 6:19).