¡Bendice al Señor, custodio de la noche!

La alabanza en medio del servicio nocturno

El Salmo 134 exhorta a los siervos del Señor que vigilan en la noche a bendecir al Señor. Estos vigilantes, encargados de custodiar el templo y sus alrededores, se enfrentaban a la oscuridad y al silencio, pero eran llamados a mantener su fervor y adoración.

Al alzar sus manos en el santuario, un lugar de santidad y presencia divina, los vigilantes expresaban su gratitud y reconocimiento a Dios. Reconocían su poder como Creador del cielo y la tierra, y confiaban en su protección y cuidado.

La bendición de Sion

El salmo culmina con una bendición especial: "El Señor que hizo el cielo y la tierra te bendiga desde Sion". Sion, la montaña donde se encontraba el templo, era un símbolo de la presencia y protección de Dios. Desde allí, Él extendía su bendición sobre los vigilantes y sobre todos los que confiaban en Él.

Esta bendición era una promesa de protección, provisión y guía. Al pronunciarse sobre los vigilantes, les infundía valor y les recordaba que, aunque trabajaran en la oscuridad, no estaban solos. La presencia de Dios y su bendición los sostenían y alentaban.

Preguntas frecuentes sobre el Salmo 134

¿Quiénes deben bendecir al Señor?

  • Todos los siervos del Señor (versículo 1)

¿Dónde deben bendecir al Señor?

  • En la casa del Señor (versículo 1)

¿Cuándo deben bendecir al Señor?

  • Por la noche (versículo 1)

¿Cómo deben bendecir al Señor?

  • Levantando sus manos en el santuario (versículo 2)

¿Quién bendecirá a los que bendicen al Señor?

  • El Señor mismo (versículo 3)

¿De dónde bendecirá el Señor?

  • Desde Sion (versículo 3)
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