¡Basta ya de autocompasión!

El verdadero amor hacia el prójimo

Durante décadas, la noción de autoestima y autoamor se ha difundido ampliamente en el cristianismo. Sin embargo, el pastor John nos invita a cuestionar este enfoque, argumentando que la Biblia nos llama a algo mucho más radical.

Según el pastor John, el mandato bíblico de “amar al prójimo como a ti mismo” no implica la necesidad de cultivar la autoestima, sino que asume que todos nosotros ya nos amamos profundamente. En cambio, el verdadero desafío yace en extender ese amor hacia los demás con la misma intensidad.

Un mandamiento “devastador”

Este mandato es “devastador”, afirma el pastor John, porque exige que canalicemos nuestros intensos deseos de felicidad y bienestar hacia el bienestar de los demás. No se trata simplemente de reprimir nuestros anhelos, sino de reorientarlos hacia la búsqueda del bien de quienes nos rodean.

Al igual que nos esforzamos por satisfacer nuestras propias necesidades de alimento, bebida y seguridad, debemos dedicar la misma energía a atender las necesidades de nuestro prójimo. Si queremos calificaciones altas, ayudemos a otros a alcanzarlas. Si nos sentimos solos, busquemos a alguien con quien conectar.

Un religión “imposible”

El cristianismo se convierte así en una “religión imposible”, un estándar abrumador que nos lleva a anhelar un milagro que transforme nuestro corazón. Amar al prójimo como a nosotros mismos requiere una transposición de nuestros deseos, donde la misma intensidad que busca nuestra propia felicidad se convierta en un anhelo por el bienestar y la salvación de los demás.

¿Qué significa amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos en el contexto bíblico?

Según el pastor John, el versículo “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Romanos 13:9) no implica que debamos amarnos más a nosotros mismos, sino que ya amamos profundamente a nosotros mismos y debemos extender ese amor a los demás.

¿Cuál es la diferencia entre amor propio y autoestima?

El pastor John sostiene que el amor propio es la búsqueda inherente de felicidad y bienestar, mientras que la autoestima es una evaluación subjetiva de nuestro propio valor. Todos experimentamos amor propio, independientemente de nuestra autoestima.

¿Por qué el llamado a amar a los demás como a nosotros mismos es tan radical?

Este llamado es radical porque nos pide que extendamos la misma intensidad de deseo y esfuerzo que ponemos en nuestra propia felicidad a la búsqueda de la felicidad de los demás. Es un estándar abrumador que nos hace conscientes de nuestra incapacidad para cumplirlo.

¿Cómo podemos poner en práctica este mandamiento?

El pastor John sugiere que busquemos el bienestar de los demás de la misma manera que buscamos el nuestro. Por ejemplo, si tenemos hambre, debemos buscar a un vecino hambriento y alimentarlo. Si estamos sedientos, debemos dar de beber a un vecino sediento.