¡Atención! ¿De quién buscas la aprobación?

La búsqueda equivocada

En un mundo donde las redes sociales dominan, es fácil caer en la trampa de buscar la aprobación de los demás. Sin embargo, Jesús nos advierte contra esto, condenando la búsqueda de alabanzas externas. Como cristianos, nuestro enfoque debe estar en Dios, no en el hombre.

Encontrando plenitud en Cristo

La verdadera satisfacción no se encuentra en la opinión de los demás, sino en una relación con Jesucristo. Él es el agua viva que nunca nos dejará sedientos. Al centrar nuestras vidas en Él, nos liberamos de la esclavitud de la aprobación humana.

Dejando que nuestra luz brille

Cuando Cristo es supremo en nuestras vidas, podemos manejar tanto la aprobación como la desaprobación de los demás de la manera correcta. No buscamos fama ni reconocimiento, sino que usamos nuestra influencia para mostrar la gloria de Dios.

Buscando la gloria de Dios

Jesús nos llama a dejar que nuestra luz brille, no para nuestra propia gloria, sino para que otros vean las buenas obras que realizamos y den gloria a nuestro Padre celestial. Al renunciar a nosotros mismos y exaltar a Cristo, somos verdaderamente libres y podemos usar nuestra influencia para el bien y la gloria de Dios.

¿Quién es la fuente de aprobación que buscamos?

Según el texto, buscamos la aprobación de otras personas, lo cual es incorrecto.

¿Por qué es incorrecto buscar la aprobación de los demás?

Buscar la aprobación de los demás es incorrecto porque coloca a los seres humanos como la fuente de valor y satisfacción, en lugar de a Dios.

¿Cómo podemos matar el deseo de aprobación humana?

Encontrando satisfacción y valor en Cristo. Debemos centrarnos en exaltar a Dios y encontrar nuestra alegría en Él.

¿Significa esto que no debemos influenciar a otros?

No, significa que debemos influenciar a otros para mostrar la gloria de Dios en Cristo, no para nuestro propio reconocimiento.

¿Cómo podemos manejar la falta de aprobación de los demás?

Confiemos en la satisfacción que encontramos en Cristo y recordemos que nuestro valor no está determinado por la aprobación de los demás.

Subir