En las relaciones con no cristianos, es crucial establecer límites claros para proteger nuestra fe. El apóstol Pablo nos advierte contra la mala influencia: “No se dejen engañar: ‘Las malas compañías corrompen las buenas costumbres'”. Sin embargo, Jesús nos mostró el valor de relacionarnos con los pecadores, siendo llamado “amigo de los publicanos y pecadores”.
Preguntas Clave
Para sortear esta dualidad, podemos hacernos dos preguntas esenciales:
¿Quién está influyendo a quién? ¿Nos estamos convirtiendo en más como nuestros amigos o ellos en más como nosotros? ¿Nuestras normas morales se están erosionando o reforzando?
¿Estamos amando a estas personas por su bienestar o por nuestra propia comodidad? ¿Deseamos que lleguen a la fe y crezcan en santidad, o simplemente disfrutamos su compañía sin preocuparnos por su espiritualidad?
El Peligro de la Mundanalidad
Muchos cristianos justifican sus amistades con personas mundanas porque ellos mismos son cristianos mundanos. Se sienten cómodos con valores y comportamientos que contradicen las enseñanzas bíblicas. Este tipo de relación no se basa en el amor sacrificial que busca transformar a otros, sino en la conformidad y el placer personal.
Navegar por las amistades con no cristianos requiere sabiduría y discernimiento. Al hacernos las preguntas correctas, podemos encontrar el equilibrio entre proteger nuestra fe y alcanzar a los perdidos. Recordando el ejemplo de Jesús y las advertencias de Pablo, podemos construir relaciones que glorifiquen a Dios y transformen vidas.
Preguntas Frecuentes sobre Amistades con no Cristianos
¿Cómo puedo equilibrar las advertencias bíblicas sobre las malas amistades con el ejemplo de Jesús de relacionarse con pecadores?
Considere la dirección del flujo transformador: ¿Están influenciándole negativamente o viceversa?
Examine sus motivaciones: ¿Está buscando su propio beneficio o su salvación?
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