¡Alaba al Señor, alma mía!
Agradece sus bondades
Comienza cada día alabando al Señor. Recuerda todas las bendiciones que te ha otorgado: perdón, sanidad, redención, amor y misericordia. Confía en que Él siempre está contigo, cuidándote y protegiéndote.
Reconoce su carácter
El Señor es justo, misericordioso, compasivo y paciente. No nos juzga con dureza ni nos castiga sin piedad. Es un Padre amoroso que nos comprende y nos apoya en todo momento.
Confía en su misericordia
La misericordia del Señor es infinita. Aunque no merezcamos su favor, Él nos la otorga abundantemente. Nos perdona nuestras faltas y nos da nuevas oportunidades para mejorar. Su misericordia se extiende a todos los que le temen y confían en Él.
Vive en armonía con sus mandatos
Para experimentar plenamente la bendición del Señor, debemos guardar sus mandatos y recordarlos. Su palabra nos guía y nos protege en nuestro caminar. Al seguir sus preceptos, honramos al Señor y atraemos su favor.
Adora y exalta su nombre
Los ángeles y todos los seres celestiales alaban al Señor. También nosotros debemos unirnos a esta adoración, reconociendo su grandeza y majestad. Que nuestro corazón y nuestra voz celebren su nombre por siempre.
Preguntas frecuentes
¿Por qué debemos bendecir al Señor?
- Porque Él es santo (versículo 1)
- Porque Él perdona nuestros pecados y sana nuestras enfermedades (versículo 3)
- Porque Él nos redime de la destrucción y nos corona con misericordia (versículo 4)
- Porque Él satisface nuestras necesidades y renueva nuestra juventud (versículo 5)
¿Cómo es el Señor?
- Misericordioso y bondadoso (versículo 8)
- Lento para la ira y abundante en misericordia (versículo 8)
- Su misericordia dura para siempre hacia los que lo temen (versículo 17)
- Él conoce nuestra debilidad y se compadece de nosotros (versículo 14)
¿Qué debemos hacer para experimentar la bondad del Señor?
- Temerle (versículo 11)
- Mantener su pacto y recordar sus mandamientos (versículo 18)
- Alabarlo y bendecirlo (versículos 1, 20-21)
¿Qué consuelo nos brinda el Salmo 103?
- Que incluso nuestros pecados y transgresiones pueden ser perdonados (versículo 12)
- Que Dios es un Padre amoroso que se compadece de sus hijos (versículo 13)
- Que su misericordia y justicia durarán para siempre para aquellos que lo siguen (versículo 17)