¿A Dios le agrada el sufrimiento de los malvados?

El placer de Dios en todo lo que hace

En el Salmo 135, encontramos un llamado a alabar al Señor por su bondad y su soberanía. El versículo 6 dice: "Cualquier cosa que el Señor desea hacer, la hace en los cielos y en la tierra, en los mares y en todas las profundidades". Esto sugiere que Dios es libre de actuar como le plazca y que encuentra placer en todo lo que hace.

El problema de la muerte

Sin embargo, esto parece contradecir otro pasaje de la Biblia, en Ezequiel 18:32, donde Dios dice: "No me agrada la muerte de ninguno, dice el Señor Dios". Entonces, ¿cómo puede Dios tanto deleitarse en sus acciones como disgustarse con la muerte de los impenitentes?

Una solución al enigma

Una posible solución a este enigma es comprender que el placer de Dios no está en el sufrimiento de los impíos en sí mismo. Dios no es un ser cruel o sádico. En cambio, su placer reside en la justicia, la rectitud y la vindicación de la verdad, la bondad y su propio honor y gloria.

Cuando los impenitentes son juzgados, Dios se complace en la demostración de su justicia y poder, y en la infinita valía de su gloria. No se regocija en su sufrimiento, sino en la reivindicación de su carácter y autoridad.

Implicaciones para nosotros

Esta comprensión debe inspirar temor y asombro en nosotros. Dios no está sujeto a nuestras circunstancias ni a nuestras demandas. Incluso en el acto de sacrificar a su propio Hijo, Dios actuó libremente y con placer (Romanos 8:32).

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La muerte de Cristo, el acto más difícil para Dios, fue una ofrenda agradable y un sacrificio (Efesios 5:2). Por lo tanto, tanto nuestras alabanzas a la soberanía de Dios como nuestra salvación dependen de que reconozcamos que "nuestro Dios está en los cielos; Él hace lo que le place" (Salmo 115:3).

Preguntas Frecuentes

¿Cómo se reconcilia el hecho de que Dios es soberano y hace lo que le place con el hecho de que no se complace en la muerte de los impíos?

Dios no se complace en la muerte de los impíos en sí misma, sino en la manifestación de su justicia, santidad y gloria que resulta de su juicio.

¿De qué manera la muerte de Jesús en la cruz fue un acto de placer para Dios?

La muerte de Jesús fue un "sacrificio fragante" que trajo gloria a Dios, vindicando su justicia y demostrando el infinito valor de su amor.

¿Por qué es importante reconocer la soberanía de Dios en relación con la salvación?

Entender que Dios es soberano y hace lo que le place nos lleva a confiar en su plan de salvación, incluso cuando implica un sacrificio y un misterio.

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