¿Por qué surgen las guerras y los conflictos?

El origen de las discordias y las luchas

La raíz de las guerras y las peleas que enfrentamos provienen de nuestros propios deseos egoístas que luchan dentro de nosotros. Anhelamos cosas que no tenemos, y cuando no podemos obtenerlas, recurrimos a la violencia y los conflictos. Pedimos sin recibir porque nuestras intenciones no son puras y solo buscamos satisfacer nuestros propios placeres.

La amistad con el mundo y la enemistad con Dios

Quienes buscan la amistad del mundo se convierten en enemigos de Dios. La amistad con el mundo implica rechazar el camino de Dios y abrazar lo que el mundo ofrece, lo que va en contra de sus principios. Dios anhela que el espíritu que reside en nosotros sea fiel, pero cuando elegimos el mundo, nos alejamos de él.

Someterse a Dios y resistir al mal

Para encontrar la verdadera paz y la resolución de los conflictos, debemos humillarnos ante Dios. Debemos resistir las tentaciones del mal y acercarnos a Dios. Al hacerlo, él se acercará a nosotros y nos purificará de nuestros pecados y la doblez de nuestros corazones.

Lamento y arrepentimiento

Para superar nuestros conflictos, debemos reconocer nuestros errores y lamentar nuestras acciones. Dejemos de reír y alegrarnos, y en su lugar, lloremos y lamentemos nuestro comportamiento. Humillémonos ante el Señor, y él nos exaltará en honor.

¿Cuál es la causa de las guerras y las peleas?

Según el pasaje, las guerras y las peleas surgen de los deseos pecaminosos que luchan dentro de nosotros.

¿Por qué no recibimos lo que pedimos en oración?

Porque pedimos con motivos equivocados, buscando satisfacción personal en lugar de la voluntad de Dios.

¿Qué significa la amistad con el mundo?

La amistad con el mundo se refiere a priorizar los valores y deseos mundanos sobre la voluntad de Dios, haciéndonos enemigos de Él.

¿Qué dice la Escritura sobre la humildad?

La Escritura dice que Dios se opone a los orgullosos pero da gracia a los humildes.

¿Cómo podemos resistir al diablo?

Podemos resistir al diablo sometiéndonos a Dios y acercándonos a Él.

¿Cómo podemos purificar nuestros corazones?

Podemos purificar nuestros corazones limpiando nuestras manos de pecado y apartándonos de la doblez de intenciones.

¿Qué debemos hacer cuando pecamos?

Cuando pecamos, debemos afligirnos, llorar y lamentar nuestros pecados, volviendo a Dios en humildad.

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