El Credo: Un Pilar de la Fe Cristiana
El Credo de los Apóstoles: Una Declaración de Creencias Fundamentales
El Credo de los Apóstoles, también conocido como el Credo Apostólico, es una oración breve pero contundente que resume las creencias centrales del cristianismo. Se atribuye a los doce apóstoles y se cree que data del siglo I d.C.
Creo en Dios Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor;
Que fue concebido por obra del Espíritu Santo,
Nacido de la Virgen María,
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
Fue crucificado, muerto y sepultado;
Descendió a los infiernos,
Al tercer día resucitó de entre los muertos;
Subió al cielo,
Y está sentado a la diestra de Dios Padre todopoderoso;
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
La Santa Iglesia Católica,
La comunión de los santos,
El perdón de los pecados,
La resurrección de la carne,
Y la vida eterna. Amén.
Este credo afirma la creencia en un solo Dios, padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. También afirma la creencia en Jesucristo, el hijo unigénito de Dios, quien fue concebido por obra del Espíritu Santo, nació de la Virgen María, crucificado y resucitado al tercer día. El credo continúa proclamando la creencia en el Espíritu Santo, la iglesia universal, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.
El Credo de Nicea-Constantinopla: Una Elaboración del Credo Apostólico
El Credo de Nicea-Constantinopla es una expansión del Credo de los Apóstoles, adoptado en el Primer Concilio de Nicea (325 d.C.) y revisado en el Primer Concilio de Constantinopla (381 d.C.). Este credo fue formulado para refutar las herejías arrianas, que negaban la divinidad de Cristo.
Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
De todo lo visible y lo invisible.
Y en un solo Señor Jesucristo,
Hijo unigénito de Dios,
Nacido del Padre antes de todos los siglos,
Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
Engendrado, no creado,
De la misma naturaleza que el Padre,
Por quien todo fue hecho.
Que por nosotros los hombres,
Y por nuestra salvación,
Bajó del cielo,
Y por obra del Espíritu Santo
Se encarnó de María, la Virgen,
Y se hizo hombre.
Y por nuestra causa fue crucificado
En tiempos de Poncio Pilato;
Padeció y fue sepultado,
Y resucitó al tercer día,
Según las Escrituras.
Y subió al cielo,
Y está sentado a la derecha del Padre.
Y de nuevo vendrá con gloria
A juzgar a vivos y muertos,
Y su reino no tendrá fin.
Y en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
Que procede del Padre,
Que con el Padre y el Hijo
Recibe una misma adoración y gloria,
Y que habló por los profetas.
Creo en una sola Iglesia,
Santa, Católica y Apostólica.
Confieso un solo bautismo
Para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
Y la vida del mundo venidero. Amén.
El Credo de Nicea-Constantinopla añade detalles adicionales al Credo de los Apóstoles, afirmando la divinidad de Cristo, su naturaleza consustancial con el Padre y su papel en la creación. También elabora la creencia en el Espíritu Santo y afirma la unidad, santidad y universalidad de la Iglesia.
El Credo como Guía y Confesión de Fe
Tanto el Credo de los Apóstoles como el Credo de Nicea-Constantinopla son declaraciones autorizadas de la fe cristiana. Sirven como guías para la creencia y la práctica, resumiendo las verdades fundamentales en las que se basan los cristianos.
Al recitar el Credo, los cristianos profesan su fe y se unen a una comunidad de creyentes que han confesado las mismas verdades a lo largo de los siglos. El Credo es una expresión de unidad y un recordatorio de las creencias compartidas que unen a los cristianos en todo el mundo.
Los credos cristianos son declaraciones de fe que resumen las verdades fundamentales de la religión. El Credo de los Apóstoles es una declaración breve y concisa, mientras que el Credo de Nicea-Constantinopla es una expansión más detallada. Ambos credos sirven como guías para la creencia y la práctica, y son expresiones de la unidad y las creencias compartidas de la comunidad cristiana.