¡Alabemos al Señor, nuestro Creador y Rey!

El canto de los santos

En el Salmo 149, el salmista invita a los israelitas a alabar al Señor con alegría y cantos. Les anima a cantar un "canto nuevo", una expresión de su continua gratitud y adoración a Dios. El canto debe ser acompañado de danza, tímpanos y arpas, demostrando el gozo y la celebración que sienten por su Señor.

El favor de Dios para los humildes

El Señor se deleita en su pueblo y bendice especialmente a los humildes. Los eleva y los embellece con su salvación, dándoles honor y gloria. Esta bendición se extiende a todos los santos, quienes deben regocijarse y cantar alabanzas en sus lechos, reconociendo la bondad y el amor de Dios en sus vidas.

El juicio divino sobre las naciones

Además de alabar a Dios por su bondad, los santos también deben cantar sus alabanzas en juicio. Dios es justo y vengador, y castigará a las naciones que se opongan a su pueblo. Los reyes y los nobles serán encadenados y castigados por sus fechorías. El juicio escrito de Dios se cumplirá sobre ellos, trayendo justicia y restauración.

¿Qué tipo de alabanza agrada al Señor?

Una alabanza que es nueva, sincera y realizada en comunidad con otros creyentes.

¿Quién debe alabar al Señor?

Israel y los hijos de Sion, es decir, todo el pueblo de Dios.

¿Cómo debemos alabar al Señor?

Con danza, instrumentos musicales y cánticos de alegría.

¿Por qué se deleita el Señor en su pueblo?

Porque son su creación y porque los salva y los honra.

¿Qué papel juegan los santos en el juicio de las naciones?

Ellos ejecutan la venganza y el castigo de Dios sobre los malvados, utilizando la palabra de Dios como un arma.

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¿Qué honra reciben los santos?

El honor de participar en el juicio de las naciones, un privilegio reservado solo para ellos.

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