¡Un futuro de bendiciones y prosperidad: casas y viñedos para todos!

Construcción y disfrute

En el futuro prometido, el pueblo de Dios experimentará un tiempo de prosperidad y bendiciones. Construirán casas y las habitarán, plantarán viñedos y comerán de sus frutos. Este es un marcado contraste con el pasado, donde otros se aprovechaban del trabajo y las posesiones del pueblo.

Días longevos y trabajo gratificante

Los días del pueblo serán tan largos como los de un árbol. Esta longevidad es una señal de bendición y favor de Dios. También significa que tendrán tiempo suficiente para disfrutar del fruto de su trabajo, los frutos de sus viñedos y el fruto de su mano de obra.

Descendencia bendecida

No sólo serán bendecidos los individuos, sino también sus descendientes. El Señor bendice tanto a los padres como a los hijos, asegurando que las generaciones futuras también experimenten prosperidad y felicidad. No laborarán en vano ni traerán hijos para la desgracia, sino que serán una descendencia bendecida.

El futuro que se promete es uno de esperanza, prosperidad y bendición. Dios promete a su pueblo un hogar estable, sustento abundante y una vida larga y gratificante. Es un futuro que está garantizado para aquellos que confían en Él y siguen sus caminos.

Preguntas frecuentes

¿Quiénes construirán casas y habitarán en ellas?

Los elegidos del Señor construirán casas y habitarán en ellas (v. 21).

¿Por qué no construirán y otros habitarán?

Los elegidos del Señor no construirán y otros habitarán porque sus días serán como los días de un árbol (v. 22).

¿Quiénes no trabajarán en vano ni tendrán hijos condenados al infortunio?

Los elegidos del Señor no trabajarán en vano ni tendrán hijos condenados al infortunio porque son la descendencia de los bendecidos del Señor (v. 23).

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