¿Somos todos hijos de Dios? Tres verdades vitales sobre la adopción

Predestinados para la adopción

Dios planificó nuestra adopción antes de que existiéramos. Nos eligió en Cristo antes de la creación del mundo para ser santos e irreprensibles ante Él (Efesios 1:4). Por lo tanto, nuestra adopción no depende de nuestros méritos o cualidades, sino que es un plan eterno e inquebrantable.

Solo a través de Jesucristo

Nuestra adopción es únicamente a través de Jesucristo. Él murió para perdonar nuestros pecados y satisfacer la justicia de Dios. Sin su sacrificio, no habríamos podido ser adoptados en la familia divina. La adopción por medio de Cristo implica que los creyentes son recibidos en la familia de Dios a través de la fe en Él (Romanos 3:25).

Para la alabanza de la gloria de Dios

El propósito de nuestra adopción es alabar la gloria de la gracia de Dios. Él nos eligió y adoptó para que su gracia, no su juicio, fuera proclamada. No nos adoptó porque fuéramos "lindos" o merecedores, sino porque deseaba mostrar su amor y misericordia a los pecadores rebeldes. La gloria de Dios se exalta cuando reconocemos nuestra indignidad y alabamos su gracia salvadora.

Preguntas Frecuentes sobre la Adopción en Dios

¿Todos son hijos de Dios?

Según el pasaje, no todas las personas son hijos de Dios en el sentido pleno de la palabra. El texto aclara que la adopción en la familia de Dios se da solo a través de la fe en Jesucristo.

¿Por qué Dios adoptó a personas que no eran "lindas"?

Dios no adoptó a huérfanos lindos; adoptó enemigos. Eligió a los más rebeldes y desagradables de la tierra y los hizo suyos a través de la obra de Jesucristo.

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¿Cuál es el propósito de la adopción de Dios?

El propósito de la adopción es alabar la gloriosa gracia de Dios. Dios diseñó este plan para mostrar su inmenso amor y misericordia al adoptar a personas indignas, lo que lleva a que su gracia sea alabada.

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