¡El poder transformador de la oración en conjunto!
La unión espiritual a través de la oración
Cada creyente anhela la intimidad espiritual con otros creyentes. Compartimos vida, compañerismo y comunidad. Dios no nos creó para ser ermitaños, sino que nos salvó e incorporó a su iglesia, el cuerpo de Cristo.
Sin embargo, la comunidad espiritual no surge por accidente. Es un don de Dios, que suele conceder cuando cultivamos intencionalmente el afecto cristiano y el entendimiento mutuo. Entonces, ¿cómo podemos comenzar a cultivar esta vida compartida?
El vínculo de la oración compartida
Una forma comprobada de lograr esta vida de unidad es orar juntos. ¿Qué mejor manera de unirnos con otros creyentes que reunirnos y derramar nuestros corazones ante el trono de Dios? ¡Qué oportunidad y privilegio! Podemos acercarnos a él en oración.
El impacto transformador de la oración compartida en las iglesias
Las experiencias compartidas, como conciertos, vacaciones o aventuras, crean un vínculo. Esos recuerdos suelen generar un afecto más profundo y duradero. Pueden ser un pegamento relacional que mantiene unidas a las personas. Las citas y las vacaciones con mi esposa han fortalecido nuestro matrimonio para los momentos difíciles. Estos recuerdos compartidos crean ternura, comprensión y amor. En la iglesia, experiencias de vida compartidas similares pueden conducir a aprecio mutuo, unidad y confianza.
La oración reunida puede ser esa experiencia compartida en una iglesia. No abogo por ningún programa o evento en particular, sino por que la oración (formal e informal) llene su iglesia y los una. Pueden pensar en estos tiempos de oración como la sala de máquinas de la iglesia. El calor y la calidez se irradian cuando el pueblo de Dios se reúne para orar. He visto de primera mano cómo esta dependencia compartida de Dios transforma el espíritu y la cultura de las iglesias.
La unificación de corazones a través de la oración compartida
Orar juntos actúa como tejido conectivo dentro del cuerpo. El apóstol Pablo, en 1 Corintios 12, visualiza la iglesia como un cuerpo físico. Cada creyente funciona como parte o órgano vital en este cuerpo. Cada uno es único, pero todos están unidos bajo Cristo. Por lo tanto, para estar sano, se requiere diversidad dentro de esa unidad. Cada parte diferente debe trabajar junta. De lo contrario, el cuerpo se vuelve disfuncional y deja de funcionar.
Pablo escribe: "El ojo no puede decirle a la mano: 'No te necesito', ni tampoco la cabeza a los pies: 'No te necesito'" (1 Corintios 12:21). El cuerpo no puede funcionar como debería sin cada parte: manos, cabeza, pies, oídos u ojos. Cada parte es indispensable. Sin embargo, ¿cómo logramos que diversas partes trabajen juntas? ¿Cómo cultivamos esta unidad inusual, mentalidad similar y cooperación? Oramos juntos.
Cuando oramos juntos, Dios une nuestros corazones unos con otros. En la oración, los motivos y deseos de mis hermanos y hermanas se exhiben. Obtengo información sobre las profundidades de su fe. Veo su corazón de compasión. Oigo su amor por los perdidos. Discierno su afecto por Cristo. Percibo su fe inquebrantable. Nos entendemos unos a otros, y ese entendimiento es crítico para un amor genuino y duradero.
La oración también pone en marcha esta unidad. Las alabanzas de mi hermano me impulsan al amor y las buenas obras. Las peticiones de mi hermana me desafían y me animan. Las oraciones de otros me convencen de mis propias faltas. Las confesiones de algunos hacen que brote la gratitud en mi corazón. En resumen, recibo gracia mientras escucho las oraciones de los demás. Las diversas oraciones del cuerpo revelan la gloria de Dios y sus obras como un caleidoscopio maravilloso. Vemos y escuchamos mucho más de lo que podríamos haber podido de otra manera, y esto nos inspira a vivir más plenamente para Cristo.
Preguntas Frecuentes
¿Por qué es importante orar juntos?
Orar juntos une a los creyentes, creando un vínculo de afecto y comprensión mutua que transforma la cultura de las iglesias. Nos permite unir nuestros corazones, experimentar la gracia y recibir aliento de otros.
¿Cómo ayuda la oración compartida a unir a los creyentes?
La oración comparte experiencias, similar a los conciertos o las aventuras, creando un pegamento relacional. Cuando oramos juntos, mostramos nuestras motivaciones y deseos, lo que conduce a una comprensión más profunda de los demás.
¿Cómo multiplica la oración compartida la alegría?
Cuando oramos juntos, escuchamos las diferentes perspectivas y necesidades de los demás. Esto nos permite alegrarnos en la fe y el gozo de los demás, inspirándonos a vivir más plenamente para Cristo.