¡La maldición de buscar la salvación mediante los propios esfuerzos!
La ley: un camino condenado
La Biblia enseña que intentar alcanzar la justicia ante Dios mediante nuestros propios esfuerzos es una empresa destinada al fracaso. La carta a los Gálatas afirma: "Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición" (Gálatas 3:10). Esta maldición se debe a que la ley es un estándar imposible de alcanzar.
La imposibilidad de la ley
Para ser justificados por la ley, debemos obedecerla perfectamente. Sin embargo, como afirma el versículo siguiente: "Porque está escrito: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas" (Gálatas 3:10). Si fallamos en cumplir un solo mandamiento, hemos violado la ley entera.
En otras palabras, la ley nos condena porque nos muestra nuestra incapacidad para alcanzar la perfección. Nos hace conscientes de nuestro pecado y de nuestra necesidad de un Salvador.