Cómo matar el amor por los elogios humanos
Descubrimientos clave
Un oyente del podcast llamado Dan preguntó: "Pastor John, ¿cómo venzo el amor por los elogios humanos? ¡Mi corazón es tan orgulloso!".
En su pregunta, Dan reconoce dos descubrimientos fundamentales:
- Hay dos tipos de orgullo: el del fuerte que se alaba a sí mismo y el del débil que anhela los elogios de los demás.
- Es más culpable del segundo que del primero.
La enfermedad de buscar elogios
Somos culpables de ambas formas de orgullo. Todos buscamos atención y nos jactamos en algún momento, y todos queremos que los demás noten nuestros logros. Jesús abordó este problema en el Sermón del Monte:
"Cuando das a los necesitados, no toques la trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los demás. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa". (Mateo 6:2)
"Cuando ores, no seas como los hipócritas. Porque a ellos les encanta estar de pie orando en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para que los demás los vean. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa". (Mateo 6:5)
"Cuando ayunes, no te pongas triste como los hipócritas, porque desfiguran sus rostros para que los demás vean que están ayunando. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa". (Mateo 6:16)
Incentivos para matar el anhelo de elogios
Jesús proporciona tres incentivos para ayudarnos a odiar el anhelo de elogios:
1. Odia la hipocresía
Jesús nos llama hipócritas cuando buscamos los elogios de los hombres. Cuando haces algo loable para obtener elogios, no estás haciendo lo loable, sino lo que anhelas elogios. Eres un hipócrita. Pretendes hacer el bien, pero eso es secundario a lo que realmente quieres: el aplauso.
2. No te conformes con pequeñas recompensas
Jesús dice en los tres casos de anhelo de elogios: "Han recibido su recompensa". Esto significa dos cosas:
- Pierdes algo grandioso y ganas algo insignificante: los elogios de los hombres. Estos son como una droga, te dan un zumbido temporal pero luego desaparecen, dejándote necesitado de otra dosis.
- Te roban una gran recompensa: la recompensa de Dios.
3. Busca una recompensa infinita
Pablo dice que los cristianos son personas cuya "alabanza no viene del hombre, sino de Dios" (Romanos 2:29). Y en 2 Corintios 10:18 dice: "No es el que se recomienda a sí mismo el que es aprobado, sino aquel a quien el Señor recomienda".
Si quieres ser elogiado, que venga de Dios: "Su señor le dijo: 'Bien hecho, siervo bueno y fiel'" (Mateo 25:21). C.S. Lewis llamó a esto el peso de la gloria. ¿Cómo puede ser que el Dios infinito y perfecto mire mi obediencia imperfecta y diga: "Bien hecho, siervo bueno y fiel"?
La respuesta es que todo lo que tenemos es un regalo. Si Dios alaba algo en nosotros, está alabando su gracia en nosotros. Estas son verdades que debemos predicarnos a nosotros mismos para matar el dragón del anhelo de elogios humanos.
Preguntas Frecuentes
¿Cómo puedo vencer mi anhelo por el elogio humano?
El amor propio se manifiesta en dos formas: el orgullo del fuerte, que se elogia a sí mismo, y el orgullo del débil, que anhela el elogio de los demás. Para conquistar este anhelo, debemos reconocer la hipocresía de buscar la alabanza de los hombres, evitar conformarnos con recompensas insignificantes y buscar una recompensa infinita que proviene de Dios.
¿Por qué se nos considera hipócritas cuando buscamos la alabanza de los hombres?
Cuando actuamos de manera digna de elogio para obtener la alabanza de los hombres, no estamos actuando por motivos puros. Estamos siendo impulsados por el deseo de aprobación, lo que nos convierte en hipócritas.
¿Cuál es el valor de la recompensa que obtenemos al buscar la alabanza de los hombres?
La recompensa que recibimos al buscar la alabanza de los hombres es insignificante y efímera. Es como una droga, que proporciona un breve subidón pero nos deja insatisfechos y necesitados de más.
¿Qué recompensa perdemos cuando buscamos la alabanza de los hombres?
Al buscar la alabanza de los hombres, perdemos la oportunidad de recibir una recompensa infinita de Dios. Esta recompensa es inmensamente valiosa y está reservada para aquellos cuyo elogio proviene de Dios, no de los hombres.
¿Cómo puedo encontrar satisfacción en la alabanza de Dios en lugar de la de los hombres?
Reconoce que todo lo bueno que tienes proviene de Dios. Cuando Dios te elogia, está elogiando su gracia y obra en ti. Medita en la gloria de Dios y en la recompensa que Él promete a aquellos que le son fieles.