¡El Libre Albedrío del Espíritu Santo!
Nacimiento desde el Espíritu: Una Obra Misteriosa
El versículo 8 de Juan 3 compara la obra del Espíritu Santo en el nuevo nacimiento con el viento. El viento sopla libremente, sin que podamos controlarlo, y así actúa el Espíritu en la regeneración.
- El Espíritu es libre y trae vida a quien desea (Juan 3:8).
- No podemos originar ni determinar su movimiento (Juan 3:8).
La Gracia Soberana del Espíritu
La voluntad del Espíritu es decisiva en el nuevo nacimiento. Nuestras voluntades se mueven solo después de que el Espíritu nos vivifique.
- El Espíritu puede vencer nuestra rebelión y hacernos ver a Cristo (Juan 6:44).
- Dios escoge a quienes reciben vida eterna (Hechos 13:48).
- El Espíritu obra en nosotros el deseo y la acción para su beneplácito (Filipenses 2:12-13).
Implicaciones para Nuestra Respuesta
Ante la enseñanza sobre la soberanía del Espíritu, hay dos respuestas posibles:
- Amenaza: Sentirse amenazado por la falta de control sobre nuestro propio nuevo nacimiento.
- Estímulo: Sentir esperanza porque nuestra dependencia total de Dios elimina cualquier obstáculo para su gracia.
El Enfoque en Cristo Crucificado
Cuando nos sentimos desamparados, Jesús nos dirige hacia el Hijo del Hombre crucificado. El Espíritu vivifica para que veamos la gloria de Cristo.
- No mires tu propia debilidad, sino a Cristo en la cruz (Juan 3:13-15).
- El Espíritu nos da ojos para ver a Cristo como nuestro Tesoro (Juan 3:8).
¿El libre albedrío del viento implica que no tenemos control sobre nuestro nuevo nacimiento?
El versículo 8 de Juan 3 enfatiza que el Espíritu Santo es libre en su obra de regeneración. Pero esto no significa que no tengamos ningún papel en nuestro nuevo nacimiento. El Espíritu obra para dar vida y fe, mientras que nuestra voluntad actúa en respuesta a su obra, recibiendo a Cristo y creyendo en Él.
¿Cómo responde la gente a la enseñanza sobre la soberanía del Espíritu en el nuevo nacimiento?
Existen dos respuestas principales:
- Algunos se sienten amenazados porque creen que les quita su poder de decisión.
- Otros se sienten estimulados porque entienden que su desamparo no es un obstáculo para la gracia soberana de Dios.
Si sentimos que estamos desamparados y sin esperanza, ¿por qué debería animarnos la soberanía del Espíritu?
Porque significa que nuestra incapacidad y rebelión no pueden impedir que el Espíritu omnipotente de Dios nos dé vida a través de Cristo. Su gracia no depende de nuestros méritos o capacidad, sino que es libre y soberana.
¿Qué debemos hacer cuando nos sentimos desamparados y sin esperanza con respecto a nuestro nuevo nacimiento?
Debemos dejar de mirarnos a nosotros mismos y comenzar a mirar a Cristo crucificado. El Espíritu obra para vivificarnos y darnos ojos para ver la gloria de Cristo. Al mirarlo, encontramos esperanza y vida eterna.