La pasión de Dios por su propia gloria: ¿No es egocentrismo?
Entendiendo el amor de Dios
Una pregunta común entre quienes escuchan sobre el Hedonismo Cristiano es: ¿Cómo puede la pasión de Dios por su gloria no ser una forma pecaminosa de narcisismo y megalomanía? La respuesta radica en comprender la naturaleza del amor de Dios por nosotros.
El amor de Dios hacia nosotros no consiste principalmente en exaltarnos, sino en darnos la capacidad de disfrutar exaltándolo a Él para siempre. En otras palabras, el amor de Dios nos mantiene a nosotros y a Él en el centro. Exalta su valor y nuestra satisfacción en Él. Si el amor de Dios nos pusiera a nosotros en el centro y se centrara en nuestro valor, nos distraería de lo más precioso: Él mismo. El amor trabaja y sufre para cautivarnos con lo que es infinitamente y eternamente satisfactorio: Dios.
El amor de Dios demostrado en la muerte de Cristo
Para ilustrar el egocentrismo del amor de Dios, examinaremos Juan 11:1-6, la historia de la enfermedad y muerte de Lázaro. Jesús, quien amaba a Lázaro y a sus hermanas, decidió dejarlo morir para glorificar a Dios y demostrar su propio poder. Aunque esta decisión resultó en dolor y tristeza, fue una expresión de amor hacia Lázaro y su familia porque exaltó el valor de Dios.
Esta decisión desafía las percepciones humanas del amor, que a menudo priorizan la comodidad y el bienestar. Sin embargo, el verdadero amor se sacrifica para ayudar a otros a ver y apreciar la gloria de Dios eternamente.
El regalo de una espina
La experiencia de Pablo en 2 Corintios 12:7-10 ilustra cómo Dios expresa su amor a través del sufrimiento. A pesar de las súplicas de Pablo, Dios permitió que una "espina" lo atormentara para evitar que se volviera orgulloso. Aunque esto causó dolor, Pablo reconoció que servía al propósito de Dios de demostrar su poder a través de la debilidad.
Este ejemplo enseña que el amor de Dios no se trata solo de eliminar el sufrimiento, sino de usarlo como un medio para glorificar a Dios y fortalecernos en nuestra fe.
En resumen, la pasión de Dios por su propia gloria no es egoísmo, sino la esencia de su amor por nosotros. Exalta su valor y nuestro gozo en Él, llevándonos a centrarnos en lo más precioso: su gloria. El verdadero amor sacrifica, sufre y trabaja para ayudarnos a ver y saborear la gloria de Dios para siempre.
Preguntas Frecuentes
¿Por qué la pasión de Dios por su propia gloria no es una forma pecaminosa de narcisismo?
Dios no es un ser egoísta que busca su propia gloria a expensas de los demás. Su pasión por su gloria es el centro de su amor por nosotros.
¿Cómo puede la pasión de Dios por su gloria ser amor por nosotros?
El amor de Dios por nosotros no se centra principalmente en nosotros, sino en darnos la capacidad de disfrutar de él eternamente. Al exaltar su valor, Dios exalta nuestra satisfacción en él.
¿Por qué Jesús dejó morir a Lázaro si lo amaba?
Jesús eligió dejar morir a Lázaro para mostrar la gloria de Dios al resucitarlo de entre los muertos. Esta fue una expresión de su amor por la familia de Lázaro, ya que les dio la oportunidad de experimentar la poderosa intervención de Dios.
¿Por qué Jesús ora por que veamos su gloria?
El amor de Jesús lo motiva a orar por que veamos y disfrutemos de su gloria. Él cree que esta es la clave para nuestra felicidad eterna.
¿Cómo podemos experimentar el amor de Dios?
Podemos experimentar el amor de Dios al entender que su pasión por su gloria es la esencia de su amor por nosotros. Debemos centrarnos en exaltar su valor y encontrar nuestra satisfacción en él.