¿Es suficiente la fe para agradar a Dios?
Los peligros de la parcialidad
En la carta de Santiago, nos advierte contra la parcialidad, el favoritismo hacia ciertos individuos sobre otros. Este comportamiento revela motivos pecaminosos y contradice las enseñanzas de Cristo (Santiago 2:1-4). Dios ha elegido a los pobres para ser ricos en fe y herederos del reino, mientras que los ricos a menudo oprimen y calumnian a los creyentes (Santiago 2:5-7).
La importancia de las buenas obras
La fe verdadera se manifiesta en acciones. No es suficiente simplemente afirmar tener fe; debemos demostrarla con nuestras obras (Santiago 2:14-17). Santiago utiliza el ejemplo de un hermano o hermana necesitados para ilustrar esto. Decirles que estén bien alimentados y abrigados sin proporcionar ayuda física no tiene sentido (Santiago 2:15-16).
Fe y obras van de la mano
La fe y las obras no se excluyen mutuamente. La fe justifica, mientras que las obras demuestran y completan la fe (Santiago 2:21-24). Abraham, por ejemplo, demostró su fe ofreciendo a su hijo Isaac (Santiago 2:21-22). Rahab, la prostituta, también demostró su fe al esconder a los mensajeros (Santiago 2:25).
En resumen, la fe sin obras es muerta (Santiago 2:26). Debemos evitar la parcialidad, abrazar la compasión y demostrar nuestra fe a través de buenas obras. Solo entonces agradaremos plenamente a Dios y seremos encontrados justos ante sus ojos.
Preguntas Frecuentes
¿Por qué es importante evitar el favoritismo?
Porque demuestra motivos malvados y va en contra del mandamiento de Dios de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. (versos 1-4)
¿Quiénes son los que Dios ha elegido?
Los pobres en este mundo, que son ricos en fe y heredarán el Reino de Dios. (versos 5-6)
¿Cómo pecamos al favorecer a algunos sobre otros?
Al romper la ley real del amor, haciéndonos culpables de todo el pecado. (versos 8-10)
¿Qué es la fe muerta?
La fe que no se demuestra a través de buenas obras y acciones. (versos 14-17)
¿Cómo podemos demostrar nuestra fe?
Mediante buenas obras y acciones que complementen nuestra fe. (versos 18-26)
¿Quiénes son ejemplos de personas que fueron justificadas por sus acciones?
Abraham, quien ofreció a su hijo Isaac en el altar, y Rahab, quien escondió a los mensajeros. (versos 21-26)