El sorprendente ministerio del aliento
El poder transformador de animarnos mutuamente
¿Te parece que el aliento es algo bueno pero insignificante? Para mí, es algo inmenso. Déjame explicarte por qué pienso así y persuadirte para que te unas a mí. Nunca he conocido a nadie que sufra por recibir demasiado aliento en Cristo. ¿Tú sí?
Pienso mucho en el ministerio del aliento, pero no lo suficiente. Mi amigo Murray Harris, erudito del Nuevo Testamento, me dijo una vez: "El aliento es uno de los ministerios más importantes en la iglesia del Nuevo Testamento". Nuestra autenticidad bíblica está en juego aquí: si nos alentamos mutuamente de forma desbordante.
El aliento es cómo se siente el evangelio cuando pasa de un creyente a otro. Por lo tanto, el ministerio del aliento no es opcional ni solo para las personas que tienen un don para ello. El verdadero aliento tiene autoridad sobre todos nosotros. Merece nada menos que marcar el tono predominante de nuestras iglesias, hogares y ministerios. Así que, reflexionemos sobre ello. Y luego, pongámoslo en práctica.
¿Qué es el aliento?
El verbo del Nuevo Testamento que se traduce como "alentar" también puede significar "consolar, animar, hablar de manera amigable". En general, el aliento se refiere al poder vivificante de nuestras creencias compartidas y nuestra vida compartida en el Señor.
Jesús utilizó la forma sustantiva de este verbo cuando, en Juan 14:26, llamó al Espíritu Santo nuestro "Ayudador", es decir, nuestro alentador como una "presencia empoderadora" entre nosotros (Juan, 260). J.B. Phillips parafraseó este título del Espíritu Santo como "alguien que te apoya".
La importancia del aliento
Como dije antes, nunca he conocido a nadie que esté demasiado alentado en Cristo. Pero a veces sí veo personas (¡yo también lo he hecho!) entusiasmadas con énfasis extraños y prioridades equivocadas, incluso en formas "cristianas". La Biblia nos advierte a todos: "No tengas nada que ver con controversias necias e ignorantes; ya sabes que engendran disputas" (2 Timoteo 2:23). Pero el ministerio del aliento no viene con ninguna etiqueta de advertencia. No hemos ido demasiado lejos. La Biblia no dice: "¡Alentaos mutuamente, pero tened cuidado!".
Cuando no cultivamos activamente un entorno social de aliento, ¿qué sucede entonces? Empezamos a vivir con una dieta de inanición relacional. Lo que experimentamos entonces no es una lesión activa sino la falta de afirmación y alegría que todos necesitamos. Seguimos luchando, pero debilitados. Tal vez un cristianismo menos energizante se sienta normal para muchos de nosotros. Quizás apenas podamos imaginar lo maravilloso que es ser alentado y alentar con frecuencia y fuerza.
Creo que los cristianos de corazón bondadoso, que creen en la Biblia y son serios en la doctrina, necesitamos volver a los fundamentos mismos. Necesitamos repensar nuestra vida total juntos. Necesitamos reconstruir sobre el evangelio mismo.
El aliento en la práctica
Entonces, ¿cómo podemos crecer en alentarnos unos a otros?
Primero, marinémonos continuamente juntos en las verdades de la Biblia, "para que por el aliento de las Escrituras tengamos esperanza" (Romanos 15:4). La Biblia es el libro más alentador del mundo. ¡Estaríamos locos si no aprovecháramos eso! En nuestras iglesias, grupos pequeños y hogares, memorizemos la Biblia, cantemos la Biblia, oremos la Biblia, disfrutemos la Biblia y seamos alentados juntos por todo lo que Cristo es para nosotros, según las Escrituras.
Segundo, unamos nuestra fe personal, compartiendo nuestras historias de cómo Jesús nos está ayudando a atravesar la vida real en este mundo, "para que seamos mutuamente alentados por la fe del otro, tanto la vuestra como la mía" (Romanos 1:12). Cada creyente tiene una historia que contar, no solo cómo Jesús nos convirtió en el pasado, sino cómo Jesús es real para nosotros ahora mismo. Y el apóstol Pablo consideraba tu fe tan alentadora como la suya: "tanto la vuestra como la mía".
Las presiones de nuestro mundo post-todo nos están agobiando. Pero no nos asustemos. Tenemos una forma más poderosa de enfrentar la vida hoy hasta que llegue el fin: "Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino alentándonos mutuamente, y tanto más cuanto veis que el día se acerca" (Hebreos 10:24-25).
¿Qué es el ministerio de aliento?
El ministerio de aliento es una forma de experimentar el Espíritu Santo juntos, donde los creyentes se apoyan mutuamente brindando una presencia vivificante. Implica consolar, animar, consolar y hablar amistosamente, fortaleciendo la comunidad y enriqueciendo la vida espiritual.
¿Por qué es importante el aliento?
El aliento es esencial porque fomenta las relaciones reales y alegres en Cristo, liberándonos de la neutralidad y la evaluación basada en beneficios. Nos ayuda a experimentar la belleza del evangelio y nos prepara para enfrentar los desafíos de la vida con esperanza y fortaleza.
¿Cuáles son los beneficios del aliento?
El aliento fomenta un ambiente de crecimiento, apoyo y estímulo. Nos motiva a vivir para Cristo, fortalece nuestra fe y nos prepara para compartir el evangelio con otros. Crea una comunidad vibrante y revitalizada, donde los creyentes se sienten amados, aceptados e inspirados.
¿Cómo podemos cultivar el aliento entre nosotros?
Podemos cultivar el aliento al sumergirnos juntos en las verdades de la Biblia, compartiendo nuestras historias personales de fe y reuniéndonos regularmente para animarnos mutuamente. Al hacerlo, experimentamos el poder transformador del evangelio y lo compartimos con el mundo.