¿La Autocompasión es un Pecado?

La Trampa del Lagarto

¿Has presenciado a un niño de tres años que exige un juguete a un compañero? Cuando este se niega, el niño rechazado, en lugar de encontrar otra opción o esperar su turno, se sienta enfurruñado, resentido y herido.

Este comportamiento es común en niños en edad escolar, adolescentes e incluso adultos. Cuando las circunstancias no se cumplen, en lugar de adaptarse o buscar soluciones, se hunden en la autocompasión.

El Pecado de la Autocompasión

La autocompasión es sentir lástima por uno mismo, especialmente cuando se tiene una actitud indulgente hacia las propias dificultades. Cuando algo malo sucede, decidimos lamentarlo solos, ya que nadie más parece hacerlo.

Aunque la autocompasión es reconocida como negativa, no es una palabra que se encuentre en la Biblia. Sin embargo, sí nos habla sobre ella. La historia bíblica nos advierte sobre la autocompasión y nos dirige hacia la única compasión que puede salvarnos: la de Dios.

En el fondo, el pecado de la autocompasión es evaluarnos a nosotros mismos y nuestras circunstancias como si Dios no fuera nuestro Padre amoroso. Cuando lo excluimos, cuando su compasión por nosotros no es suficiente, nos volvemos hacia nosotros mismos para el amor y la lástima.

Necesitados ante Dios

Las Escrituras nos muestran un mejor camino. David, en sus Salmos, detalla las lamentables circunstancias en las que a menudo se encontraba. Traicionado, perseguido y escondido en una cueva, David tenía razones para sentir lástima por sí mismo.

Sin embargo, él hizo algo diferente: llevó sus circunstancias a Dios en oración. No ocultó su necesidad ni fingió estar bien. Pero, ¿qué dijo sobre sus perseguidores? "No ponen a Dios delante de ellos" (Salmo 54:3).

Leer Más:  ¿Puede el pecado alejar al Espíritu Santo?

Ese es el verdadero pecado. Ignorar a Dios, dejarlo fuera de nuestras vidas y decisiones. David evitó la autocompasión porque había puesto a Dios ante sí. Vivió "coram deo", es decir, ante el rostro de Dios.

Jesús, el Ejemplo Perfecto

Considera a Jesús, quien injustamente acusado, tenía motivos para la autocompasión. Sanó a los enfermos, alimentó a los hambrientos y expulsó demonios, pero fue despreciado, rechazado y crucificado. Sin embargo, incluso en la cruz, colgó "coram deo", ante el rostro de Dios, clamando: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" (Marcos 15:34). Ni siquiera cuando soportó la ira de Dios por los pecadores, Jesús quitó a su Padre de la ecuación.

La Cura para la Autocompasión

La cura para la autocompasión comienza por comprender lo patética que realmente es. No tiene poder. Nuestra propia lástima puede generar simpatía de los demás, pero no puede hacer nada más que sentir lástima. Puede ganar atención y ayuda, pero no proporciona sanación. Solo la compasión de Dios puede hacerlo.

Cuando miramos a Cristo y contemplamos el incomparable amor de nuestro Padre, nuestra autocompasión se marchitará. Descubriremos que es un engaño a la luz de la compasión de Dios, su gracia decisiva y su amor sacrificial.

Al experimentar la bondad de Dios en su Hijo y Espíritu, la autocompasión se convierte en un triste sustituto, una burla del Dios que es amor. Cuando buscamos nuestra propia compasión y amor para nuestra satisfacción y ayuda, negamos al Dios que nos creó y nos mostró el significado del amor.

Podemos confiar en la compasión y el amor de nuestro Padre. Él conoce nuestras circunstancias y tristezas mejor que nosotros. Ninguna circunstancia de nuestras vidas ha escapado al filtro de su amor soberano por nosotros. Por la fe, declaramos con David: "He puesto al Señor siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido" (Salmo 16:8).

Leer Más:  ¡Rehabilita tu fe con el plan de Dios!

Preguntas frecuentes

¿Qué es la autocompasión?

La autocompasión es tener lástima de uno mismo, especialmente cuando se tiene una actitud autoindulgente hacia las propias dificultades.

¿Por qué es un pecado la autocompasión?

La autocompasión es un pecado porque nos lleva a evaluarnos a nosotros mismos y nuestras circunstancias como si Dios no fuera nuestro Padre amoroso. Al apartar a Dios de la imagen, nos privamos de su compasión y buscamos amor y compasión en nosotros mismos.

¿Cómo se ve la autocompasión en diferentes etapas de la vida?

La autocompasión se puede manifestar de diversas formas a lo largo de la vida:
- En los niños pequeños, como berrinches cuando no se les da lo que quieren.
- En los niños en edad escolar, como enfurruñarse cuando no se les elige para un juego.
- En los adolescentes, como quejarse de la carga de trabajo o de la injusticia de la vida.
- En los adultos, como pasar de ser madres a mártires, sintiendo resentimiento porque sus esfuerzos no son apreciados.

¿Cuál es el antídoto para la autocompasión?

El antídoto para la autocompasión es comprender la verdadera compasión de Dios. Cuando fijamos nuestros ojos en Cristo y vemos el amor incomparable de nuestro Padre, nuestra autocompasión se marchita y revela su naturaleza impostora. Al confiar en la compasión de Dios, podemos declarar con fe: "He puesto al Señor siempre delante de mí; porque él está a mi diestra, no seré conmovido" (Salmo 16:8).

Subir